martes, 1 de marzo de 2011

Zapatero vende España a los únicos que nos fían: dictadores y tiranos. Por Federico Quevedo

España necesita dinero, decíamos ayer en El Confidencial. Mucho dinero. El hecho en sí ya es una consecuencia dramática de la penosa gestión de la cosa pública llevada a cabo por este Gobierno de ineptos que durante todo este tiempo atrás se ha dedicado a cualquier cosa menos a preocuparse de lo que debía, es decir, de anticiparse a una situación como esta en lugar de ir por el mundo presumiendo de lo cojonudos que somos y del magnífico sistema financiero que tenemos, ese mismo al que ahora hay que salvar con nada menos que 50.000 millones de euros, según Moody’s.

Ahora toca recoger velas y asumir los costes de una política basada en el despilfarro y la centrifugación del gasto público que nos ha llevado a niveles desorbitados de endeudamiento, con el coste añadido que supone la desconfianza de los mercados en la deuda de los países periféricos que nos ha llevado a colocar nuestra deuda, sí, pero a un coste que nos va a exigir tener que refinanciarnos para poderlo afrontar, lo que nos sitúa en el epicentro de un endemoniado círculo vicioso. Lo peor es que antes, al menos, nuestra deuda la compraban nuestros propios bancos acudiendo al grifo del BCE y otras entidades europeas, pero desde hace unos meses eso se ha acabado y nos obliga a buscar terceros países no comunitarios que estén dispuestos a poner su pasta sobre la mesa para comprar nuestro endeudamiento, eso sí, con elevados tipos de interés.


Y en esas está el Gobierno, en concreto Rodríguez Zapatero, pero en lugar de hacer un road show por países mínimamente fiables, nuestro Gobierno se ha dirigido a países ricos, es verdad, pero desde el punto de vista político auténticas tiranías que someten a sus pueblos y cuyo sistema jurídico deja mucho que desear. Ayer, en Qatar, Rodríguez arrancó un compromiso de inversión de 3.000 millones de euros, 2.700 millones en empresas de telecomunicaciones y 300 en las cajas españolas y hombre, yo qué quieren que les diga, ya sé que no es una gran cantidad teniendo en cuenta que la inversión que requieren puede llegar a esos 50.000 millones, pero me produce sonrojo que tengamos que recurrir al dinero sucio de una dictadura del petróleo para sacar adelante la conversión de las cajas en bancos.
«No digo que no haya que tener una buenas relaciones con ellos, sobre todo si tenemos tanta dependencia de sus fuentes de energía, que esa es precisamente una de nuestras cruces que este Gobierno en lugar de corregir se ha dedicado a incrementar, pero de ahí a invitarles a participar con tanto protagonismo del banquete financiero que nos estamos dando….»
¿Tengo que recordarles a ustedes que ya tuvimos una experiencia poco ejemplarizante de la presencia de algunos de aquellos países en nuestra economía? Y no contento con sacarle 3.000 millones a los de Qatar, hoy Rodríguez se ha desplazado a los Emiratos Árabes, que como ustedes saben también se caracterizan por la profundidad de su sistema democrático, para obtener nuevas ayudas. Aquí, además, cuenta con el aval de la Casa Real que ya ha ido abriendo camino. La tercera pata de la mesa se llama China, otra gran democracia de oriente de la que España espera grandes inversiones y, sobre todo, compra masiva de deuda. ¡Vaya hombre! Antaño eran los americanos, alemanes, franceses y otros países de mayor ejemplaridad democrática los que buscaban nuestra geografía para invertir, pero ahora tenemos que pedir a gritos que lo hagan estas viles tiranías.

¡Ay, Rodríguez! Quién le ha visto y quién le ve. El hombre que predicaba el talante, la lucha contra la exclusión, el apoyo y la defensa de los más pobres y los marginados, dándose la mano con dictadores y tiranos para venderles un cachito de nuestra piel de toro. Dice Rodríguez que Qatar confía en la economía española… Pues deben ser los únicos, y vaya usted a saber a cambio de qué confían tanto, porque aquí nadie regala confianza gratis, sobre todo si se trata de regímenes poco aconsejables por mucho gas y mucho petróleo que tengan en su subsuelo.

Cuidado, yo no digo que no haya que tener una buenas relaciones con ellos, sobre todo si tenemos tanta dependencia de sus fuentes de energía, que esa es precisamente una de nuestras cruces que este Gobierno en lugar de corregir se ha dedicado a incrementar, pero de ahí a invitarles a participar con tanto protagonismo del banquete financiero que nos estamos dando… ¡Hombre! Habría que pensárselo dos veces, entre otras cosas porque, ¿quién nos dice a nosotros que mañana no va a pasar en Qatar lo que ya ha pasado en Libia y en Egipto, y entonces de lo firmado solo queda papel mojado? Es el problema de tratar con países de tercer nivel por muy ricos que sean, que las garantías jurídicas que ofrecen y nada viene a ser lo mismo, pero a lo mejor el problema es que Rodríguez ya no puede ofrecernos nada mejor y, si es así, lo suyo sería que se fuera.


El Confidencial - Opinión

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