sábado, 19 de marzo de 2011

Sortu. Caamaño se disocia. Por Maite Nolla

Que tengamos un ministro de Justicia capaz de disociarse de su propio ministerio en un asunto de tanta importancia pone, ciertamente, los pelos de punta.

Recopilemos, por si yo me pierdo algo. Resulta que el Gobierno, a través de la Abogacía del Estado y de la Fiscalía, ambas dependientes del Ministerio de Justicia aunque sea en grados distintos, ha llegado a la convicción de que el partido éste que quiere presentar ETA a las elecciones es una continuación de Batasuna y que lo que se está pretendiendo es sortear la sentencia que ilegalizó a Batasuna y a sus múltiples formas. Es decir, el Ministerio de Justicia considera que Sortu es ETA. Que yo sepa, pese a que ahora todo el mundo reniega de las siglas PSOE –vean como muestra los carteles de los alcaldes socialistas en Cataluña y a ver si encuentran ustedes las siglas del PSC–, el Gobierno, a fecha de picar esta columna, todavía es del PSOE. El presidente de la marca que representa a los socialistas en el País Vasco dice que Sortu no es ETA. El presidente del Gobierno autonómico vasco, del mismo partido que el anterior, viene a decir lo propio, más o menos. El ministro de Justicia del Gobierno del partido socialista que ha enviado a la Abogacía del Estado y a la Fiscalía a denunciar que Sortu es la continuación de Batasuna, dice lo mismo que los otros dos. Y Rubalcaba, presidente de hecho del Gobierno que ha pedido la ilegalización de Sortu y que va a heredar el partido del que forman parte los otros tres, achaca estas discrepancias a las distintas sensibilidades. Y cuando el ministro de Justicia se da cuenta de que ha metido una de sus dos patas, dice que lo que quería era introducir el importante matiz de que hay que diferenciar lo jurídico de lo político. Y lo dice pese a que Rubalcaba fue uno de los redactores del Pacto por la Libertades que dio lugar a la Ley de Partidos que pretendía llevar al campo de lo jurídico un acuerdo político.

Ojalá tenga razón la fuente secreta de Luis Herrero y Zapatero anuncie el 2 de abril que se va. Y si puede convocar elecciones ya, mucho mejor. Que tengamos un ministro de Justicia capaz de disociarse de su propio ministerio en un asunto de tanta importancia pone, ciertamente, los pelos de punta. Porque esa es la cuestión y no que el ministro sea Notario Mayor del Reino. Que ya sé que queda muy bonito decirlo, pero no significa nada.


Libertad Digital - Opinión

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