viernes, 18 de febrero de 2011

Jugando a enigmas

Zapatero se ha convertido en sinónimo de confusión, ambigüedad e inseguridad no solo para los ciudadanos, sino también para su Gobierno.

LA reunión de Rodríguez Zapatero con el presidente del Congreso de los Diputados, José Bono, en el despacho de este durante casi dos horas, ha alimentado todo tipo de especulaciones, probablemente muchas de ellas infundadas, pero todas apoyadas en lo insólito del acontecimiento. Cualquier cosa que diga o haga Zapatero va a ser analizada milimétricamente para ponerla en relación con su futuro político a corto plazo, en concreto con su decisión de ser o no de nuevo el candidato socialista a la presidencia del Gobierno. Y si en este cultivo de rumores aparece la figura de José Bono, siempre cerca de cualquier movimiento de nombres para la candidatura socialista, lo lógico es que se inicie una cadena de interpretaciones sobre lo que trataron en esa reunión. Por otro lado, Zapatero abona este contexto personal que se ha creado de especulaciones, convirtiéndose en un político incierto y desdibujado. Ya lo demostró cuando anunció que un miembro del PSOE sabía su decisión. Por tanto, confirmó que había una decisión sobre su continuidad y puso a los medios tras el rastro del anónimo depositario del misterio. Ahora, Zapatero ha pretendido despachar su encuentro con José Bono explicando que trataron del «calendario legislativo». Con tan ambigua referencia es posible deducir que hablaron de los proyectos legislativos pendientes, o de la intención de algunos ministerios de utilizar los procedimientos de urgencia para algunas leyes, o, por qué no, de la disolución anticipada de las Cámaras, que también sería «calendario legislativo». En todo caso, no parece que sea propio de un presidente del Gobierno meterse en el despacho del presidente del Congreso para tratar estos temas, menos aún si son cuestiones técnicas de puro procedimiento legislativo. Para eso tiene un ministro de la Presidencia y un secretario de Estado de Asuntos Constitucionales y Parlamentarios. Como era previsible, Bono no perdió la ocasión de situarse en el epicentro de las informaciones con la sugerente frase dirigida a los periodistas: «Hemos hablado de lo que ustedes se imaginan».

La situación del país exige de Zapatero que mida mejor sus gestos y sus palabras, porque su debilidad política no es la condición más apropiada para promover juegos de frases crípticas, menos aún si su interlocutor es José Bono. Zapatero se ha convertido en sinónimo de confusión, ambigüedad e inseguridad no solo para los ciudadanos, sino también para su Gobierno y para su partido, que no sabe a qué carta está jugando su secretario general. Entre tanto, Zapatero sigue jugando a los enigmas.


ABC - Editorial

0 comentarios: