viernes, 25 de febrero de 2011

Héroes de la izquierda. Por José María Carrascal

Madrid continúa diciendo que hay que dar una oportunidad a los hermanos Castro para que traigan la democracia a Cuba.

AHORA resulta que Gadafi es un tirano, un asesino, un matarife de su pueblo, que merece todas las penas de este mundo y del que viene. Posiblemente sea cierto, pero ¿es que nadie se acuerda de cuando era uno de los líderes favoritos de la izquierda internacional, que le reía las gracias y leía su «Libro Verde»? ¿Qué le hacía acreedor de tales honores? Pues haber encabezado el alzamiento contra el rey Idris y su rabiosa retórica anticolonialista, que se tradujo en atentados como el de Lockerbie, con centenares de víctimas. Pues Gadafi estaba dispuesto a convertirse en el líder de la revolución árabe antioccidental, como Castro se convirtió en el de la revolución hispanoamericana. Que quedan todavía ecos de ello lo demostró Chávez otorgándole la «Orden del Libertador», con espada de Bolívar adjunta. Y es que este tipo de libertadores se parecen como mellizos y se apoyan como compinches.

Es verdad que ante las presiones occidentales, a las que no fue ajeno el bombardeo que Reagan ordenó contra él, del que se libró de milagro, Gadafi hizo las paces con occidente. Bueno, más que las paces, una especie de modus vivendi, por el que seguiría suministrando gas y petróleo a Europa, y ésta se olvidaría de sus pasados crímenes, eso sí, tras pagar la debida indemnización. Lo que pudiera hacer con su pueblo era ya asunto suyo. O no hacer, pues como ocurre con esos tiranuelos que presumen de grandes nacionalistas, el dinero que recibía por el gas y el petróleo se lo quedaba, para invertirlo en grandes empresas extranjeras o lo repartía entre sus leales, mientras el país seguía viviendo como en los tiempos de Mahoma. Con decirles que en Libia no hay una auténtica universidad, está dicho todo. Con Gadafi instalado en el que parecía mejor de los mundos: gozando de afecto de la izquierda mundial y de la tolerancia de la derecha occidental.

Hasta que el terremoto que ha sacudido con fuerza 9 de la escala Richter el norte de África y extendido por el mundo islámico en Asia, sin respetar regímenes o ideologías, ha hecho tambalear su jaima, e incluso puede haberla enterrado en la arena. Hoy es vituperado por la izquierda y censurado por la derecha occidental. Aquélla trata de que se olvide su relación idílica con él. Ésta, intenta salvar sus muebles en Libia.

Mientras tanto, en Cuba, el primer aniversario de la muerte de Orlando Zapata tras su huelga de hambre se celebró con la detención de medio centenar de disidentes y otros tantos sufrieron arrestos domiciliarios, como medidas de precaución, dicen las autoridades. Washington está demasiado preocupado por el estallido musulmán, Bruselas calla y Madrid continúa diciendo que hay que dar una oportunidad a los hermanos Castro para que traigan la democracia a Cuba.


ABC - Opinión

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