martes, 22 de febrero de 2011

Esperanza Aguirre. Por Alfonso Ussía

Eso es. Esperanza Aguirre Gil de Biedma Borrell y Vega de Seoane. Señora de Ramírez de Haro. Condesa de Murillo y Grande de España. Todo esto por raíz propia y matrimonio. Es de esperar que nadie se sienta ofendido. Concejal y teniente de Alcalde del Ayuntamiento de Madrid. Ministra de Cultura. Presidenta del Senado. Presidenta de la Comunidad de Madrid. Todo esto por esfuerzo personal, inteligencia y eficacia en el servicio público. Es de esperar que nadie se sienta ofendido. Honesta a carta cabal. Directa en la palabra y el proceder. En sus ratos libres, que son pocos, buena jugadora de golf y muy mala jugadora de tenis. Respecto a lo último, espero que no se ofenda con tan clamorosa verdad. Me hizo perder algunos campeonatos en nuestra juventud. Buena cintura pero algo lenta en la puesta en marcha del muslamen. Habla el inglés y el francés como el español, es decir, perfectamente. Buena nadadora, y si es a contracorriente, mejor. A contracorriente o a contramarea, que suena más a norte. Madrileña y vasca. Antes castiza que de Ondarreta. Muy torpe en los saltos de trampolín. En este apartado del ejercicio físico es en lo único que siempre la he aventajado, y con holgura. Admiraba mis lanzamientos desde la palanca olímpica de las piscinas con mi traje de baño color mandarina. Española hasta la médula, por no escribir que hasta el páncreas. Siempre triunfadora en las urnas, es decir, lo contrario que Trinidad Jiménez. Inteligente y culta, es decir, lo contrario que Leire Pajín. Liberal y demócrata. Su popularidad creciente y las consecuencias de su actividad pública han creado en ella las mayores expectativas. En el PSOE no la tragan por motivos comprensibles. Contra Esperanza Aguirre no tienen nada que hacer.

De golpe nos ha anunciado que tiene un cáncer de mama. Las cosas por su nombre. Por fortuna, descubierto a tiempo y de futuro vencedor. En pocos días estará de nuevo en su despacho para seguir trabajando por Madrid y preparando su campaña electoral. Enamorada de los toros y lo que significa la Fiesta en la cultura española y universal. Canta muy bien las zambas, vidalas y chacareras de los Chalchaleros y los Fronterizos. Ya es abuela. Se ha ganado a pulso todo lo que tiene. La política, para ella, es una vocación, no una necesidad o un medio de supervivencia. Espero que nadie se ofenda con esta apreciación. Detrás de su educación y su sonrisa hay un muro de honestidad y firmeza invencible. Iba a escribir que detrás de su parecer suave hay unos nervios de acero, pero recuerdo a Valle Inclán boicoteando un estreno de Echagaray y me da la risa. Que así decía un personaje de Echegaray: «Parece de seda, pero sus nervios son de acero». Y Valle se incorporó de su butaca y gritó: «¡Eso no es una mujer, es un paraguas!».

Esperanza Aguirre pertenece a la familia liberal del Partido Popular. Nadie le ha subvencionado jamás. Salió de un helicóptero estrellado con la serenidad de los grandes. Mantuvo el tipo en un terrible ataque terrorista en la India. Esta mujer no está preparada para ser vencida por un tumorcillo. Va a ser intervenida en un hospital público. Y en Madrid. Y en España. No en Los Ángeles. Que nadie se ofenda. Te queremos mucho y somos muchos los que te queremos. Ganar una vez más no es complicado. Ánimo, Esperanza.


La Razón - Opinión

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