viernes, 18 de febrero de 2011

Así en Sevilla como en Valencia

La solución no pasa porque en Libertad Digital y otros medios callemos ante lo que sucede en Valencia. Pasa porque otros medios miren Sevilla siquiera con una décima parte de la atención que dedican a otras latitudes.

Desde que la cacería de Garzón, Bermejo y JAG terminó en las manos de jueces de verdad, el caso Gürtel ha pasado a formar parte del paisaje político valenciano y nacional, ocupando portadas de periódico, abriendo telediarios, rellenando su cuota del debate público y obligando a ceses y dimisiones en el PP. Como debe ser. Pero, desgraciadamente, no todos los casos se examinan con la misma atención crítica.

La tela de araña andaluza demuestra en qué se termina convirtiendo una sociedad cuando sus políticos se saben seguros en sus cargos y con la suficiente confianza en que sus actos jamás tendrán consecuencias judiciales. Con la prensa domesticada, a salvo de la crítica, y con una ciudadanía a la que mayoritariamente no parece importarle lo suficiente que la roben a mansalva. Desde asuntos como esa costumbre tribal de colocar a todos los militantes y familiares posibles en la nómina pública al escándalo Mercasevilla, las corruptelas denunciadas e investigadas en Andalucía siempre han sido más numerosas y descaradas que cualquier cosa que haya podido hacer el PP, y el PSOE, en cualquier otra región española.


Ahora se ha descubierto que la Consejería de Empleo de la Junta de Andalucía disponía de un "fondo de reptiles" de casi 650 millones de euros con el que subvencionaba los Expedientes de Regulación de Empleo –es decir, los despidos masivos– de las más variadas empresas. Entre los supuestamente despedidos empezaron a aparecer personas que jamás habían trabajado en esas compañías. Personas relacionadas con el hegemónico PSOE, sin cuya aquiescencia no se mueve un papel en Andalucía.

Pero los ciudadanos no están informados de esta trama como lo han estado del caso Gürtel. A ello contribuyen dos factores. El primero es la mayor capacidad crítica que en general muestran los medios de derechas con los políticos que representan a sus lectores, y su menor tolerancia a la corrupción de los mismos. No hay más que ver la clamorosa diferencia entre el extenso tratamiento que se ha dado a las andanzas de Correa y los suyos en esos medios y las parcas menciones –cuando las hay– a los casos que manchan a Chávez, Griñán y los suyos en los medios de izquierdas. La abrumadora superioridad mediática de la izquierda permite que casos como éste, de mucha mayor cuantía que las más exageradas cuentas que se han sacado sobre Gürtel, permanezca fuera del escrutinio de buena parte de los españoles.

La solución, claro, no pasa porque en Libertad Digital y otros medios callemos ante lo que sucede en Valencia. Pasa porque otros medios miren Sevilla siquiera con una décima parte de la atención que dedican a otras latitudes. Pero parece mucho pedir.


Libertad Digital - Editorial

0 comentarios: