jueves, 27 de enero de 2011

Merkel. Vete a Alemania, Sonia. Por Cristina Losada

Si destacan por su cualificación es que tienen un mérito añadido: lograron superar la ausencia de incentivos a la excelencia, barrera que corta el paso a cuantos no se resignan a ser iguales en la mediocridad.

Alemania padece escasez de profesionales y ha decidido, ya puesta, capturar a los mejores. En los próximos días se ha de concretar, en ese sentido, una oferta específica para ciudadanos españoles. La posibilidad ha desenterrado el "vente a Alemania, Pepe" de otrora, aunque no como hacha de guerra contra la Merkel. Sí, en cambio, contra el Gobierno, al que se culpa de obligar a los jóvenes a ganarse las lentejas allende nuestras fronteras. Una, conste, siempre ha sido partidaria de cruzarlas. Esto es, de emigrar del campo a la ciudad, de la provincia a la capital y de España al extranjero, y también de hacer, si es posible, el camino de vuelta. De hecho, salimos de la España de Pepe gracias a que muchos se lanzaron a recorrer esas rutas con poco más equipaje que el afán de prosperar.

Aquel Pepe que se iba a Alemania en los sesenta era un trabajador esforzado, honrado y ahorrador, pero no era por lo común un profesional altamente cualificado. Es ahora cuando llega ese tipo de emigrante, es decir, se va. Y así resulta que el destino de la "generación mejor preparada de nuestra historia" será, pongamos, Frankfurt o no será. Nuestro nuevo emigrante ya no se llamará Pepe, sino Adrián o Sonia, pero conservará las cualidades que antaño dieron prestigio a los españoles allí donde fueron a trabajar. Pues si destacan por su cualificación es que tienen un mérito añadido: lograron superar la ausencia de incentivos a la excelencia, barrera que corta el paso a cuantos no se resignan a ser iguales en la mediocridad.

En un foro que abrió el diario El Mundo a propósito de la oferta germana, se apreciaba la amargura. Titulados recientes, especialistas, profesionales con edades que aquí condenan a la eutanasia laboral, se quejaban menos de la carencia de trabajo que de la falta de valoración. Se sienten rechazados. Perciben que la preparación no es un plus, sino un minus. Y no se trata de un juicio distorsionado por efecto del drama personal. Hay datos y estudios que lo avalan, por no mentar las cualidades de los "triunfadores" del momento, véanse las elites gobernantes, que refuerzan la impresión. En la España actual apenas queda hueco para el desarrollo del talento y el aprovechamiento de la experiencia. Se han generado, con el concurso de la política, actitudes contrarias al conocimiento, la responsabilidad, el dinamismo y la innovación. De modo que los mejores se irán, si pueden, a lugares donde los respeten. Será una pérdida, pero ellos harán bien.


Libertad Digital - Opinión

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