lunes, 10 de enero de 2011

400 días de reformas dolorosas y un congreso sucesorio. Por Antonio Casado

Esta noche, en Antena 3, el presidente del Gobierno, que ya tiene hechos los deberes para su próxima comparecencia parlamentaria sobre política social, volverá a pregonar reformismo sin desprotección. Es la estrella polar para guiarse en los 400 días que le faltan a esta averiadísima Legislatura, con el objetivo de recuperar a los dos millones de votantes socialistas que se han desenganchado de Zapatero.

Sin embargo, me temo que en su conversación con Gloria Lomana, su primera comparecencia televisiva del año, volverá a aflorar la cuestión sucesoria, que él mismo agitó estas Navidades en conversación informal con periodistas. Desde entonces se le ve más relajado. Como si se hubiera quitado un peso de encima. Por eso ya no le importa reconocer públicamente que los frutos de su actual política de reformas no se van a ver hasta 2013. Es decir, un año después de las elecciones generales, lo cual es una forma de darlas por perdidas.

Lo reconoce indirectamente cuando se esfuerza en defender su política de ajustes al precio de la desafección de sus propios votantes. Por patriotismo. Una política para salvar al país y despeñarse en las urnas. Las de marzo de 2012, se entiende, en las que, según sus propios cálculos, los ciudadanos aún no tendrán motivos para retribuir el esfuerzo que está haciendo ahora el Gobierno.


“El PSOE siempre se la ha jugado por la modernización de España y por hacer las reformas que necesita”, “cueste lo que cueste”, dice, tratando de sobrevolar el penoso día a día y alzarse sobre cuestiones de menor cuantía, como la sucesión, los sondeos o los votos de las elecciones territoriales del 22 de mayo próximo. Ahora resulta que no es cuestión de resultados electorales, o de circunstancias más o menos adversas (ya nos había hecho creer lo contrario, en relación a la terapia anticrisis), sino de convicciones, según explicó el otro día a Carlos Herrera.

Sin embargo, algunos sostenemos que cuando un líder actúa sin mirar a las encuestas es que está preparando la evasión. Una evasión estatutaria, por supuesto, si nos tomamos al pie de la letra sus advertencias de que el asunto se abordará “cuando toque”. Eso nos obliga a recordar que el próximo congreso federal del PSOE podría celebrarse en cualquier momento a partir del mes de julio, que es cuando se cumplen los tres años que han de pasar como mínimo desde la celebración del anterior congreso ordinario (el 37, “La fuerza del cambio”, julio 2008). Entonces ya tocará elegir secretario o secretaria general, que se convertirá inmediatamente en candidato a la presidencia del Gobierno, según es costumbre en el PSOE, solo desmentida por el breve episodio Borrell-Almunia, aunque tampoco se llegó a consumar la anomalía.

Ese es el escenario. No el de unas primarias. En todo caso, esa función también la puede hacer el 38 congreso del PSOE (otoño de 2011, con toda probabilidad). Más aventurado es anunciar el elenco de los personajes ¿Rubalcaba como estrella emergente? Lo veo gestionando la etapa terminal de Zapatero pero no compitiendo por pilotar una travesía del desierto de cuatro años. U ocho.


El Confidencial - Opinión

1 comentarios:

Martha Colmenares dijo...

Mis mejores deseos para este 2011.
Abrazos