sábado, 7 de agosto de 2010

Superchería. Por Eduardo San Martín

El Gobierno suele recurrir al vicepresidente Chaves como portavoz oficioso en momentos de gran tribulación.

A falta de ocupaciones de mayor fuste, el Gobierno suele recurrir al vicepresidente Chaves como portavoz oficioso en momentos de gran tribulación. Por ejemplo, para que dé la cara cuando las encuestas pintan feas, o para fotografiarse con un presidenten horas ínfimas y prestar así credibilidad a las maniobras, improbables, con que PSOE y PSC tratarán de convencer a los electores catalanes en desbandada de que «sí, podemos» darle un rodeo a la Constitución. Chaves es un robot imperturbable que repite las consignas del partido sin pestañear, cualquiera que sea la pregunta formulada: ya se sabe, lo de arrimar el hombro, el sacrificio del presidente cueste lo que cueste, un Gobierno y un partido exclusivamente consagrados al bien de España, y toda esa letanía. Ora pro nobis.

Aunque ese fue el tono general de su última comparecencia, algunas morcillas deslizadas en su moncorde discurso llaman la atención, por lo que revelan sobre ciertas rasgos de esa caricatura del PSOE que gobierna España. El desliz «el resto del Estado» que introdujo en una respuesta no fue lo peor, aunque confirma la sumisión del zapaterismo a los «marcos de referencia» (Lakoff) del nacionalismo. Más preocupante fue la alusión al «impacto en la sociedad catalana» de la sentencia del TC. ¿En la sociedad catalana? Los datos demoscópicos, recordados aquí la semana pasada, contradicen tal afirmación. No se trata de una ignorancia inocente; hay que «salvar» el estatuto, aunque sea cabalgando a lomos de una gran superchería.

Con todo, el vicepresidente desnudó a su partido cuando confesó que esperaba que el PP no ganara las próximas elecciones «por el bien de España y de la ciudadanía»; corolario del petulante «sólo nosotros trabajamos por el bien del país». Providencialismo más propio de la derecha autoritaria del siglo pasado que de un partido que se dice de izquierda. A dónde hemos llegado.


ABC - Opinión

Nacionalismo. La SGAE vertebra España. Por Maite Nolla

Ya les digo que no soy capaz de darles una explicación de por qué los nacionalistas han respetado la unidad de la SGAE, pero el caso es que es de lo poco que queda que puede llamarse nacional.

Posiblemente la institución más influyente de España sea la SGAE. Tanto, que ni los grupos políticos con mayor poder en España, que son los nacionalistas minoritarios, han tenido el valor de intentar acabar con ella, ni de pedir una SGAE vasca o catalana. También es verdad que, al menos en Cataluña, la cultura de consumo, de éxito y de valor artístico viaja en dirección contraria al cine, a la música o al teatro nacionalista subvencionado, ruinoso y de escaso valor. Pero, como les decía, al nacionalismo abrasador no le ha dado nunca por ahí. Han pedido de todo en su versión autonómica nacional: un tribunal constitucional propio, defensor del pueblo, agencia tributaria, consejo de estado, policía, un poder judicial, televisiones o el caudal de los ríos. Y en materia de libertad, ante la pasividad de la clase política y periodística española que sólo ha reaccionado ante la cuestión taurina, han expulsado al castellano de la educación, de la función pública, del cine o de los comercios, metiéndose en la vida del prójimo hasta unos niveles intolerables. Pero con la SGAE ni un pelo.

Desde luego, eso debe tener alguna explicación, aunque yo les tengo que reconocer que no soy capaz de dársela. Es más, los nacionalistas y las entidades de gestión se comportan de modo muy similar y una SGAE nacionalista no hubiera hecho nada que los nacionalistas no hagan habitualmente ni que la SGAE no haga habitualmente. Vamos, que el atropello es su forma de actuar habitual. Piensen que lo que ha hecho la SGAE con bares, peluquerías, residencias o autobuses de línea no es muy diferente, por lo injusto, que lo se hace en estos lares con los establecimientos que rotulan en castellano. Y en ambos casos la Justicia, que vive al margen de la realidad y del sentido común, les da la razón, como pasó con el pobre señor Nevot. Por otro lado, la apariencia les hace atribuirse una representación que no tienen, unos sobre los artistas y otros sobre, nada más y nada menos, que el pueblo de Cataluña, perjudicando tanto a los artistas como a los catalanes. Ambos reivindican la legalidad para lo que les interesa, pero no dudan en saltársela o en sortearla cuando les conviene. Sin ir más lejos, pese a que hace años que la Unión Europea dijo que el canon digital no debía aplicarse de forma indiscriminada a empresas o a administraciones públicas, la SGAE considera eso "una mala idea", dejando un recado para el que lo quiera oír. Eso sí, si hay que forzar la legalidad se fuerza, como en el caso de las descargas, en el que se pretende cortar las comunicaciones, es decir, un derecho fundamental, para solucionar una cuestión meramente civil como es la titularidad del derecho de propiedad intelectual. Y ambos han conseguido influir en el Gobierno, bien directamente a través de un ministerio ad hoc, bien en el Congreso. Incluso el PP lo sufrió durante años en su seno con la señora Rodríguez Salmones, una especie de caballo de Teddy.

Ya les digo que no soy capaz de darles una explicación de por qué los nacionalistas han respetado la unidad de la SGAE, pero el caso es que es de lo poco que queda que puede llamarse nacional; nacional de España, que no está mal. Otra cosa no, pero esto se lo hubiéramos dado con un lacito.


Libertad Digital - Opinión

Pleitos de familia. Por M. Martín Ferrand

Fiel a su estilo, Zapatero evitó el problema por el expeditivo procedimiento de no enfrentarse a él.

ACONSEJA la prudencia y enseña la experiencia que nunca es conveniente terciar en pleitos de familias ajenas. Tampoco es deseable participar en los de la familia propia, pero es más fácil zafarse de aquellos que de estos. Sin embargo, resulta tentador e ilustrativo asistir al conflicto que se cuece en el seno del PSM y que, en hibridación entre la ira y la cautela, ha llevado a José Luis Rodríguez Zapatero a cancelar la entrevista que había concertado ayer con Tomás Gómez. Era previsible, aunque no estaba previsto, que el secretario general del PSOE no quisiera habérselas con quien lo es solo de una de las federaciones socialistas y, fiel a su estilo, evitó el problema por el expeditivo procedimiento de no enfrentarse a él. Algo que ahorra disgustos, pero que no produce beneficios ni genera soluciones.

Sabe Zapatero que la celebración de unas primarias en Madrid para dilucidar la cabeza de lista en las próximas autonómicas no garantiza la elección de «su» candidata, Trinidad Jiménez, y que Gómez, que ha sabido reconstruir los restos destrozados que recibió en encomienda por ser el alcalde más votado de España, tiene las de ganar en una confrontación de ese nivel, aunque tenga las de perder —¿más que Jiménez?— frente a Esperanza Aguirre.


En realidad lo que le afecta al presidente, que necesita un cambio drástico y urgente en su equipo de Gobierno, es que la pirueta del cese «justificado» de la titular de Sanidad le «obligaba» a un retoque en el Gabinete. Ahora tendrá que enfrentarse a él por las bravas, algo que siempre estremece y disgusta a quienes carecen de sentido autocrítico y capacidad para reconocer la fortaleza y los éxitos ajenos.

Francisco Álvarez Cascos contaba hace unos pocos días en Valencia de Don Juan, el corazón de León a orillas del Esla, donde le hicieron un homenaje, que, recién nombrado ministro de Fomento, se comprometió públicamente con el entonces presidente de la Autonomía, Juan José Lucas, a que antes de que acabara 2003 estaría en funcionamiento la autovía entre Benavente y León. El entonces recién nombrado secretario general del PSOE y diputado por León le dijo a Cascos: «Ministro, no vas a ser capaz de cumplir el acuerdo con el presidente Lucas; pero si lo consigues seré el primero en felicitarte». La autovía entró en servicio con quince días de adelanto y, naturalmente, Zapatero no felicitó al ministro porque el leonés es hombre de instantáneas mejor que de largos rodajes, de frases sueltas antes que de discursos hondos y de apariencias —tal que democráticas— en lugar de convicciones. Tomás Gómez parece haberle tomado la medida.


ABC - Opinión

Gallardón. Un concepto hemipléjico del insulto. Por Pablo Molina

Esta exigencia de delicadeza en el trato al adversario contrasta con la escasa empatía que Gallardón siempre ha demostrado cuando las víctimas de las campañas de acoso pertenecen al partido que le mantiene en sus listas.



Si hay algo que no soporta Alberto Ruíz Gallardón es el insulto en la política. Siempre, claro, que vaya dirigido a algún miembro del PSOE, porque si los ataques se dirigen contra su propio partido, el alcalde se sitúa en una cómoda localidad del ruedo a disfrutar del espectáculo.

El alcalde de Madrid, por ejemplo, considera muy apropiado que su esclavo moral deponga en el periódico del grupo PRISA un catálogo completo de injurias contra la presidenta del partido en la capital y, de paso, la acuse de instigar la comisión de determinados delitos, pero si algún camarada del PP hace una ligera referencia al atuendo de la que posiblemente sea su contrincante en la alcaldía, Gallardón salta inmediatamente para afearle su conducta desde la altura moral que le otorga tener a un ayudante de la talla del famoso Cobo.


Esta exigencia de delicadeza en el trato al adversario contrasta con la escasa empatía que Gallardón siempre ha demostrado cuando las víctimas de las campañas de acoso pertenecen al partido que le mantiene en sus listas. La chaqueta de cuero de Trinidad Jiménez merece sin duda un respeto, pero también la honorabilidad de Esperanza Aguirre, a la que el alcalde madrileño no ha tenido tiempo en los últimos años de dedicar una reflexión en el tono que ha empleado para defender a la todavía ministra y a su colega Tomás Gómez, pendiente de ser defenestrado en cuanto Zapatero tenga un hueco en su apretada agenda veraniega.

Esto de hacerse simpático a la izquierda, cuanto más tosca mejor, es una dolencia muy extendida entre los dirigentes del PP que sus votantes difícilmente van a llegar a entender alguna vez. Gallardón, además, tiene una fijación enfermiza con Esperanza Aguirre que convierte su sermón a Granados sobre ética política en una astracanada para disfrute únicamente de sus esclavos morales y otros admiradores. Los mismos que jamás le van a votar por más que se esfuerce en fungir de felpudo de la sede de Ferraz.


Libertad Digital - Opinión

Siete años. Por Ignacio Camacho

EL tipo que mató a Joseba Pagazaurtundúa, hace siete años, vivía tan tranquilo en Hernani rodeado del afecto y estima de sus vecinos, que el martes se indignaron con la Ertzaintza cuando fue a detenerlo junto a una cómplice. No había huido a Francia ni pasado a la clandestinidad ni alterado sus tranquilas rutinas de buen vasco; tenía un trabajo, reía con sus amigotes y formaba parte de un equipo de rugby en el que también jugaba otro asesino etarra. No tenía nada que temer. En Hernani, una de las localidades en que la Justicia dejó pasar la lista municipal de ANV, los batasunos sacaron el 46 por ciento de los votos y eligieron a una alcaldesa muy aguerrida que el otro día permitió que en el Ayuntamiento se criticara la operación de la Policía autonómica. Hernani es también, por cierto, el pueblo de los Pagaza, cuya existencia antes y después del crimen de Joseba se parecía mucho a un exilio interior: recelo, desconfianza, miradas aviesas, un velo continuo y latente de amenaza.

Hace siete años, este bravo gudari esperó tomándose un café a que Joseba Pagaza acudiese a desayunar en un bar de Andoaín, a donde el Gobierno vasco lo había destinado como policía local pese a sus reiteradas cartas en las que denunciaba sentirse objetivo de ETA. Cuando terminó el café se acercó a la víctima, le reventó la nuca de un disparo y huyó sin demasiado agobio, aunque dejó impreso en la taza el ADN de su saliva que acabaría delatándolo cuando hace pocas fechas tuvo que soplar en un control de alcoholemia. En estos siete años, mientras la familia Pagaza sufría el múltiple desconsuelo de la pérdida y del aislamiento en un medio hostil, el criminal y sus coequipiers de rugby se movían en la impunidad de una apacible doble vida; de vez en cuando cometían un atentado, colocaban un coche bomba o liquidaban a un pobre concejal o a un empresario que jugaba al mus, y luego retornaban a sus confortables costumbres de deporte, tertulias y chatos de vino, socialmente blindados por el ambiente de mayoría política que resguardaba en silencio a la célula durmiente de los terroristas.

He ahí un retrato cabal de la existencia cotidiana en una sociedad enferma de miedo, violencia, coacción y complicidad, que apenas ha empezado a normalizarse hace año y medio con el trabajoso esfuerzo de un gobierno constitucionalista capaz de dirigir a la Policía autónoma a la persecución de los criminales en vez de a la protección de su impunidad penal, social y política. Siete años después, la valerosa familia Pagaza, la bella Maite, la corajuda Pilar, han obtenido una mínima reparación moral tardía para su dolor y su larga entereza luchadora; pero en Hernani siguen mandando los batasunos porque alguien decidió, cuando podía impedirlo, dejarles una rendija abierta.


ABC - Opinión

Obamas. Por Alfonso Ussía

Michelle Obama ha estado en Sacromonte. Y ha tocado las palmas. Ésa es la noticia. También estuvo una noche don José Ortega y Gasset. Es costumbre de palmeros jalear con entusiasmo los escorzos artísticos y culminantes de las bailaoras. Asistía Ortega al espectáculo y un palmero, emocionado ante un taconeo prodigioso, gritó: «¡Viva el talento!». Don José se incorporó de su silla, se quitó el sombrero y agradeció con una inclinación de cabeza el piropo que no le habían dedicado a él. Y allí, en las cuevas de Sacromonte, llevaron en tiempos del franquismo al príncipe Mouley de Jordania. Le acompañaba, entre otras autoridades, el joven catedrático de Derecho Penal José María Stampa Braun. Su Alteza se encaprichó de una artista y la hizo llamar por medio de su intérprete «El Medallas», un limpiabotas que había sido legionario y farfullaba el árabe. Ella se llamaba Lolita «La Peinaora», y estaba buenísima. Su Alteza era tímido y poético. Con «La Peinaora» a su lado le brotaron los rubores, y sin apenas mirarla, le soltó la primera parrafada que le tradujo el «Medallas»: «Cuando baila parece usted una gacela moviéndose entre las dunas». Ella, agradecida y escueta, respondió: «Muchas gracias, Alteza». El príncipe insistió: «Su cuerpo es como una joven palmera cimbreándose por la fuerza del viento». Ella, se mantuvo en su breve expresión de gratitud: «Muchas gracias, Alteza». Mouley, bastante nervioso por el escaso impacto que sus metáforas producían en la bailaora, hizo un esfuerzo sobrehumano: «Su piel parece derramar el dulzor de los dátiles maduros». Y ella, que de tonta no tenía un pelo y se había apercibido de las intenciones de Su Alteza, le dijo al legionario. «“Medallas”, respóndele a Su Alteza que muchísimas gracias, pero que “serviora” no practica la “fornicasión” con “desconocíos”». Y Mouley Hassán abandonó las cuevas con harta melancolía.

También a Michelle Obama le ha gustado el espectáculo. Y me alegro por ella y por el éxito del viaje. Reconozco que no tengo la sensibilidad precisa para emocionarme con el flamenco. El flamenco me duerme, y cuanto más «jondo» y auténtico, con mayor profundidad. Hay que quitarse la careta de cuando en cuando. En Jerez, una noche dormí profundamente en un guadarnés mientras cantaba «Camarón». Lo siento, pero es así. No es que pretenda comparar el flamenco con el tostón de la sardana, que manda huevos, pero no alcanzo a entenderlo, y lo que no se entiende bien a altas horas de la madrugada, no ayuda a la concentración ni a la atención preferente. Así que Michelle Obama ha estado en los mismos espacios que don José Ortega y el Príncipe Mouley Hassán de Jordania, y además, ha tocado las palmas con frenesí y delicia. De vuelta a Marbella, la emperatriz del mundo, medita viajar a Palma de Mallorca para saludar a los Reyes, lo que demuestra una buena educación. Pero estarán de acuerdo –no todos, algunos de ustedes–, en que este viaje es raro. Sin poner en duda los beneficios que aporta su presencia para el turismo de Marbella y aledaños, el viaje se las trae. Viene con una hija y se deja a la otra en casa. No ayuda a soplar a su esposo las velas llameantes de su tarta de cumpleaños. Visita tiendas y comercios que los hay iguales en Nueva York. Le acotan una playa para ella y su hija, y como era de suponer, se aburre. Una playa para una mujer sola es una sinfonía de hastío. El motivo del viaje y la estancia en España de la señora de Obama no están claros. Para mí que se enfadaron la noche anterior al viaje jugando al «Trivial Pursuit», y hubo más que palabras. Artículo terminado. ¡Uf!

La Razón - Opinión

Huelga. Los salarios de los controladores. Por Francisco Capella

Tiene que doler dejar de ganar muchos cientos de miles de euros y pasar a ganar sólo unos pocos cientos de miles de euros. Probablemente este dolor se podría compensar con el mayor bienestar de los que van a ganar más que antes, que también los va a haber.

Según los datos de Aena difundidos en su momento por el ministro Blanco, los salarios de los controladores aéreos estaban en promedio en torno a los 330.000 euros anuales, y algunos cobraban más de 800.000 y hasta cerca de un millón de euros. Diversos representantes y portavoces de Usca calificaron estos datos como manipulados o distorsionados y proclamaron sentirse víctimas de una campaña de acoso y desprestigio, una cortina de humo utilizada para distraer de otros problemas políticos como la grave crisis económica o la presunta venta y privatización de los aeropuertos españoles por un gobierno socialista. En ocasiones se comenta además que el problema es que la gente en este país es muy envidiosa (tal vez sean los propios controladores o sus parientes y amigos quienes piensen así).

Pero si se aseguraba que los datos eran falsos, ¿Por qué no se ha demostrado este hecho? ¿Por qué no se ha pedido a Aena, o a Hacienda, que publique los datos desglosados ocultando los nombres de los trabajadores para proteger su derecho a la intimidad? ¿Por qué no se ha acudido a un notario o a medios de prensa a que certifiquen la información? ¿Tal vez porque los datos son ciertos y los controladores lo saben pero no pueden reconocerlo abiertamente?


Cuando a algún portavoz o representante sindical se le pregunta por este tema suelen responder que ellos no cobraron eso (sería sorprendente que cobraran justo la media o el máximo) pero sólo lo afirman, no lo demuestran con documentos; y a veces se refieren a lo que cobran ahora, o en el pasado más reciente, que es algo menos; o protestan porque su salario base es mucho más bajo y que las grandes cantidades se ganaban mediante horas extra "libremente" pactadas, algo que nadie niega (aunque quizás haya que matizar un poco la noción de libertad).

Es verdad que se mencionaron medias y máximos pero no surgieron los salarios más bajos que algunos controladores cobran en las torres de los aeropuertos más pequeños, pero también se trata de dependencias con muy poco tráfico donde la carga de trabajo es mucho más baja. Si la media es tan alta y hay muchos sueldos bajos, imagínense –si saben algo de estadística– cuántos y cómo de grandes tienen que ser los sueldos altos.

En la negociación actual se les están ofreciendo públicamente sueldos medios de 200.000 euros (y como son medios, los habrá más bajos y más altos) a cambio de trabajar más horas básicas y garantizar la continuidad y eficiencia del servicio (algo que ellos aseguran haber hecho siempre, que tal vez). Pero aún así no acaban de decidir explícitamente que no harán huelga. Tiene que doler dejar de ganar muchos cientos de miles de euros y pasar a ganar sólo unos pocos cientos de miles de euros. Probablemente este dolor se podría compensar con el mayor bienestar de los que van a ganar más que antes, que también los va a haber.

Pero es que, según ellos, no se trata de dinero sino de dignidad (ese concepto tan vaporoso y del que tanto se abusa) y condiciones laborales. Quizás, igual que en otros países hay personas que se juegan su propia vida sin ninguna recompensa monetaria como bomberos voluntarios, habrá que ir pensando en crear un cuerpo de sacrificados controladores voluntarios al servicio de la comunidad.


Libertad Digital - Opinión

PIB, alivio temporal

Bien está que los datos del PIB ofrezcan un alivio temporal, pero por desgracia la crisis sigue ahí y Zapatero es incapaz de impulsar las medidas necesarias.

DESPUÉS de seis trimestres seguidos a la baja, el PIB encadena dos subidas consecutivas, esta vez con un crecimiento del 0,2 por ciento entre abril y junio. Se trata, sin duda, de un dato positivo, aunque se mantiene todavía un leve retroceso interanual. No obstante, el propio Banco de España hace notar que estamos ante un crecimiento que obedece a razones coyunturales y, por tanto, la propaganda gubernamental no debería utilizarlo como pretexto para sus reiterados anuncios —siempre fallidos— sobre la salida de la crisis. Técnicamente, la economía española ya no está en recesión, pero la opinión pública desconfía profundamente de un Ejecutivo desbordado por las circunstancias y de un presidente que salía mal parado en la aún reciente encuesta del CIS. En realidad, la economía repunta en el segundo trimestre del año gracias al tirón del consumo privado, derivado —según una interpretación realista— de la previsión de los consumidores ante la inminente subida del IVA y el fin del plan de ayudas al automóvil.

Como advirtió en su día la Unión Europea, en otoño podríamos volver al crecimiento negativo si no se abordan las reformas estructurales imprescindibles en los sectores financiero y laboral, entre otros, que el Gobierno aplaza con diferentes pretextos para poner parches aquí y allá, con el único objetivo de salir del paso. A la vista del panorama, es evidente que las cosas no van cambiar de un día para otro. Bien está que los datos del PIB ofrezcan un alivio temporal, pero por desgracia la crisis sigue ahí y Rodríguez Zapatero es incapaz de impulsar las medidas necesarias para un genuino cambio de ciclo, para el que resulta imprescindible una confianza que su gestión no logra ya inspirar.

ABC - Editorial

Trifulca en el PSOE

Aunque hasta ahora se mantenían las formas, ya es evidente que existe una guerra abierta entre el aparato del PSOE y el Partido Socialista de Madrid (PSM) por las candidaturas para las elecciones autonómicas y locales de 2011. Sólo así se puede interpretar la cancelación de la reunión prevista para ayer entre el secretario general del partido, Rodríguez Zapatero, y el líder del PSM, Tomás Gómez. En ella, el primero le iba a pedir al segundo que se apartase y que dejara paso a la actual ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, como candidata a disputar la Comunidad Autónoma de Madrid a Esperanza Aguirre. Al parecer, la filtración de este encuentro, algo que el entorno de Tomás Gómez ha negado, ha colmado la paciencia de Rodríguez Zapatero, que la ha cancelado. Éste es el penúltimo episodio del desencuentro entre Ferraz y Gómez. Desde hace unos meses, estaba tomando cuerpo la convicción de que el ex alcalde de Parla no era un buen candidato para medirse a Esperanza Aguirre. El primero en cuestionarle fue José Blanco, vicesecretario general del partido, con el que vivió un enconado enfrentamiento. El pasado 15 de julio fue el presidente del PSOE, Manuel Chaves, el que se entrevistó con él para comentarle las pocas expectativas electorales que tiene entre los votantes, por lo que era necesario presentar a otro candidato. Y, finalmente, Zapatero, que se había mantenido al margen de todo el proceso –aunque no dudó en avisar al PSM que no le gustaban las «posiciones numantinas»–, manifestó sus preferencias por Trinidad Jiménez para la Comunidad de Madrid y Jaime Lissavetzky para la alcaldía. Detrás de todos estos movimientos está la convicción del aparato del partido de Gómez sería incapaz de salvar al PSOE de una hecatombe electoral en Madrid un año antes de las generales. Un mal resultado pesaría como una losa en las expectativas de mantenerse en La Moncloa. Ferraz lo sabe, como tampoco ignora que al menos no toda la culpa es de Tomás Gómez que, cabe recordar, fue llevado en volandas a la Secretaria General del PSM por la Ejecutiva de su partido. Que se pretenda imponer desde el aparato a unos candidatos es una práctica que dice poco del PSOE, por cuanto no es un procedimiento muy democrático en un partido que se ha vanagloriado de la transparencia en los procesos de elección de sus candidatos. Además, supondría una afrenta para los militantes de Madrid, que se convertirían en los convidados de piedra en una decisión de la que son juez y parte. Zapatero no debería olvidar que debe su puesto de secretario general del partido gracias a unas primarias. Si las posiciones entre Ferraz y Gómez –que insiste en presentarse como candidato– están tan enrocadas, antes de que la crisis degenere en un cisma lo más sensato sería respetar los tiempos y, si fuese necesario, convocar unas primarias en las que se presentasen los candidatos, y que sea la militancia la que decida «quiénes son los mejores», como ha dicho Zapatero. Ésa sería la salida más airosa para el PSOE, y para el propio Gómez, ya que así se evitaría dar la imagen de que el aparato teledirige las decisiones que sólo corresponden a la militancia.

La Razón - Editorial

Otoño preocupante

El PIB crece el 0,2% entre abril y junio, pero hay riesgo de estancamiento en el tercer trimestre

Por el momento, la evolución de la economía española sigue férreamente el guión marcado: una recuperación lenta con riesgos de estancamiento en algún momento de 2010. En el segundo trimestre, el PIB creció el 0,2%, segundo crecimiento intertrimestral consecutivo después del 0,1% registrado en el primer trimestre, según el Banco de España, a pesar de lo cual el crecimiento interanual de la economía sigue siendo negativo (-0,2%). No se puede ni se debe negar que es un buen dato estadístico; pero en estos momentos, debido a las incertidumbres que pesan sobre la economía española, no es suficiente para suponer que la recuperación económica avanzará y se reforzará durante el tercer y cuarto trimestres del ejercicio.

El propio Banco de España, en el análisis de su boletín económico, recuerda que el crecimiento del 0,2% está basado en el aumento del consumo; y que, a su vez, el consumo (sobre todo el de bienes duraderos) resultó incentivado por el deseo de los ciudadanos de adelantarse a la subida del IVA, efectiva a partir del 1 de julio. En el tercer trimestre del año la demanda no tendrá ese estímulo. Pero, sobre todo, pesará en la economía el drástico recorte de la inversión pública, sobre todo en obra civil, que reducirá el empleo, bajará las rentas y contribuirá a desacelerar la actividad.


Por estas razones y también porque la exportación no está dinamizando la economía con la intensidad esperada, es muy probable que el tercer trimestre de 2010 registre un retroceso sobre ese 0,2% de subida del PIB. A casi todos los efectos, los meses de septiembre y octubre serán decisivos para calcular si la recuperación española puede acelerarse o si, por el contrario, cae en un periodo de estancamiento, al menos durante los dos trimestres siguientes. Por las razones mencionadas, hay un alto riesgo de que se produzca la segunda opción.

A pesar de la obsesión del Banco de España por la reforma laboral, lo cierto es que la reforma decisiva para reactivar la economía es la financiera. Hasta ahora se ha dibujado una estructura de fusiones de cajas de ahorros que, en teoría, tiene que funcionar como un poderoso restaurador de los balances de las entidades financieras. Pero ya se advirtió que entre el final del proceso de fusiones financieras y el comienzo de la normalización de los flujos crediticios, indispensable para facilitar la supervivencia y rentabilidad de las empresas, media un plazo de tiempo difícil de precisar.

Mientras no se recuperen los préstamos, la reactivación es tan solo una hipótesis. Por el momento, la normalización financiera progresa a un ritmo tan lento como el PIB. Aumentan levemente los préstamos a las familias (debido al crédito hipotecario), pero siguen en tasas negativas los préstamos para el consumo y, sobre todo, los créditos a las empresas. Por esa razón es tan urgente que concluya la recapitalización de las cajas.


El País - Editorial

El espejismo de la recuperación

La recuperación no pasa ni por mantener los "estímulos", como propone el PP con respecto al Plan 2000 E, ni por aumentar los impuestos como defiende populistamente UPyD. Las recetas de los socialistas de todos los partidos no nos sacarán de ésta.

Ya hace más de un año desde que varios miembros del Gobierno –especialmente Elena Salgado y Miguel Sebastián– idearon aquel pronóstico tan cargado de propaganda y tan falto de rigor analístico como eran los "brotes verdes". A mediados de 2009 se nos decía que lo peor ya había pasado y que a partir de ese momento todo serían buenas noticias para nuestra economía.

Pero desde entonces no sólo es que el número de parados haya seguido creciendo a velocidades intolerables en cualquier otro país desarrollado, sino que nos hemos encontrado, al menos en dos ocasiones, en serias dificultades para atender nuestros compromisos externos como país, hasta el punto de que los Estados de la zona del euro tuvieron que acudir a nuestro rescate con un fondo de 750.000 millones de euros.

Ahora, tras un tenso mes de mayo y tras varios planes de choque para reconducir nuestro déficit y flexibilizar en algo nuestro mercado laboral, parece que las aguas están volviendo a su cauce. El diferencial con la deuda alemana se ha estabilizado en torno a los 150 puntos básicos y la economía parece haber salido de la recesión, aunque sea con cifras de crecimiento más bien raquíticas. Ayer conocimos que en el segundo trimestre del año, el PIB español había crecido, con respecto a los tres primeros meses de 2010, un 0,2%. Poco pero suficiente para que algunos ya puedan sostener que nos encontramos en el camino hacia otra década prodigiosa.


Sin embargo, convendría ser más cauto a la hora de leer e interpretar los datos. Es posible que mucha gente esté en la necesidad de aferrarse a un clavo ardiendo e interprete cualquier cifra no catastrófica como una señal inequívoca de bonanza. No obstante, si escudriñamos el origen de ese 0,2%, veremos que tiene dos motivos fundamentales: las compras anticipadas con motivo de la próxima subida del IVA y los mal llamados programas de estímulo público. Es decir, una de las patas del "crecimiento" ya no estará presente en el tercer trimestre y la otra es sólo una forma de maquillar estadísticas que ya no nos podemos permitir a menos que queramos afrontar una bancarrota nacional.

Por hacernos una idea, en Estados Unidos llevan semanas hablando de una posible crisis en forma de "W" una vez el manirroto Obama deje de despilfarrar el dinero de todos los ciudadanos; es decir, los estadounidenses temen una recaída en la recesión después de un transitorio crecimiento intermedio como consecuencia del estímulo ficticio del gasto público. Pero lo cierto es que su economía ha crecido en el segundo trimestre un 0,6%, es decir, tres veces más que nosotros (por no hablar del primer trimestre, cuando crecieron casi 10 veces más que España).

Lo cierto es que los enormes, insostenibles y contraproducentes déficits públicos en los que ha incurrido el Ejecutivo de Zapatero para evitar la liquidación de las malas inversiones apenas han logrado mantener la expansión de nuestro PIB en el 0%. Es decir, aquí no hemos tenido la ocasión de hablar siquiera de crisis en forma de W, pues nos hemos mantenido en todo momento en una depresión a la japonesa en forma de L: caída libre y estancamiento hasta que la economía se reestructure (en el país del Sol naciente, el Gobierno lleva ya 20 años bloqueando la catarsis).

Y ése, la reestructuración de nuestra economía, es precisamente el reto que tenemos por delante: que las empresas que ya no generan valor cierren para que abran las que puedan generarlo en estos nuevos tiempos. Pero para ello necesitamos ahorrar: primero hemos de amortizar gran parte de la deuda que hemos acumulado durante la última década y luego debemos dedicarnos a invertir en nuevos proyectos empresariales para poder crear empleo. Una condición que desde luego no pasa ni por incrementar el gasto público para mantener los planes de estímulo, como propone el PP con respecto al Plan 2000 E, ni por aumentar los impuestos como defiende populistamente UPyD. Es decir, las recetas de izquierdas que blanden los socialistas de todos los partidos no nos sacarán de la crisis, pues sólo contribuyen a esquilmar, aún más, el exiguo ahorro de la ciudadanía; más bien, sólo conseguirán que la ansiada recuperación se aleje cada vez un poco más.


Libertad Digital - Editorial

Espantada en la Moncloa

EL esperpento socialista de Madrid se coronó ayer con la suspensión de la reunión que iban a mantener en La Moncloa Rodríguez Zapatero y Tomás Gómez, secretario general de los socialistas madrileños. Lo único que le faltaba a la cadena de torpezas que protagoniza la dirección del PSOE en la plaza madrileña era que una implicación personal de su máximo responsable y presidente del Gobierno se saldara con un fiasco como el de ayer. Oficialmente, la reunión se suspendió como respuesta a su filtración a los medios el día anterior, pero la explicación es insostenible, porque, de ser cierta, la suspensión se habría acordado el mismo jueves, sin esperar al viernes. Además, en una disputa interna caracterizada por las indiscreciones y la locuacidad de sus protagonistas, la primicia de la reunión no quitaba ni añadía nada a la necesidad que tiene el PSOE de resolver cuanto antes este asunto.

El laberinto madrileño del PSOE empieza a ser de escala nacional por la falta de cálculo de sus responsables para evaluar la gravedad de la situación. Desde ayer, el problema de la candidatura de Madrid es el problema de la autoridad de Zapatero en el PSOE y, también, el de un equipo incapaz, desde hace años, de encarrilar sus apuestas frente a Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz-Gallardón. Es más verosímil que la reunión se suspendiera anticipadamente para ahorrarle a Zapatero un ejercicio fallido de autoridad ante Tomás Gómez, quien sigue dispuesto a encabezar la candidatura socialista a la Comunidad de Madrid, confiado en el respaldo mayoritario de sus compañeros. También sucede que los antecedentes de Trinidad Jiménez y Miguel Sebastián para la Alcaldía de Madrid no avalan a Zapatero para reclamar ante el PSM una especial legitimación en la designación de candidatos. No es extraño que los socialistas madrileños pidan que se respete su decisión por una vez.

El patinazo de ayer en La Moncloa refuerza la posición de Gómez, al menos por el momento, porque ha superado la cita con Zapatero por abandono del contrario. El resultado de este aplazamiento es muy perjudicial para la dirección nacional del PSOE, porque demuestra que no controla la situación y que la autoridad de Zapatero no está en sus mejores momentos. Además, estos episodios polémicos queman los nombres de los candidatos alternativos, como el de Trinidad Jiménez, que acaban convertidos en víctimas de los errores de su propio partido. El PSOE ha conseguido lo que menos le convenía: que en su partido se piense que Gómez ha ganado un asalto a un Zapatero debilitado en todos los frentes. También desde dentro.


ABC - Editorial