domingo, 3 de enero de 2010

Temblor en Europa. Por Alfonso Ussía

Tiembla Europa, nieve aparte. El turno semestral ha llegado a La Moncloa. Lo intuí cuando veía el Concierto de la Filarmónica de Viena. Aparente alegría pero hondas miradas de preocupación en los miembros de la orquesta. Los del oboe tenían la mirada perdida. No es fácil ser austriaco, alemán o luxemburgués y amanecer de golpe presididos por Zapatero. Menos mal que le han puesto dos ejecutivos, presumiblemente competentes, y que la presidencia de España nace devaluada. Dicen que lo más divertido que puede suceder en un dormitorio noruego es que se caiga el edredón.

Todos cayeron en la noche de entreaños, pero no de diversión, sino de susto. Y nadie sabía aún de las intenciones del desajustado español. Hoy las ha confirmado: «Acepto el reto de sacar a Europa de la crisis». No es capaz de sacar a España y acepta el reto de sacar a Europa, que es reto sencillo, por cuanto la mayoría de las naciones ya están en plena recuperación. Europa es muy suya, pero de ahí a maltratarla, resta un largo trecho. He pensado en lo que habrán experimentado al leer las manifestaciones de Zapatero las familias de la potente clase media europea.


Los Williams en Londres, los Mc Intosh en Edimburgo, los Lambert en París, los Moronesi en Roma, los Rodrigues en Lisboa y los Braun en Berlín, por no seguir con todos. Estupor. «Zapatero nos quiere sacar de la crisis. Que Dios nos ampare». Hasta los Braun de Berlín, nada religiosos, se han amparado en Dios al leer las palabras de Zapatero.

Para mí, que nada entiendo de política europea y menos si la economía anda de por medio, que el principal objetivo de Zapatero tendría que ser sacar a España de la crisis. Imposible consecución mientras se dedique a despilfarrar el dinero público y endeudar a España hasta las orejas. Zapatero, por lo que está demostrando, no está dotado ni para presidir una comunidad de propietarios. Y no lo escribo con desprecio, porque quien firma este artículo, de presidir una comunidad de propietarios acabaría con todo, con la comunidad y los propietarios. Zapatero es una calamidad pública, y sólo cuando la calamidad ha invadido los hogares de millones de españoles, sus votantes se han apercibido del error de sus votos. Zapatero y una mayoría abrumadora de los miembros de su Gobierno, no son una broma. Ni una mala broma. Constituyen una tragedia, un despropósito y un sonriente camino hacia la quiebra total, no sólo la económica, sino la moral, la ética y la social. Zapatero no puede sacar a Europa de crisis alguna, porque ha metido a España en un áspero pozo de desesperanza y resentimiento. Zapatero no puede representar internacionalmente a Europa, porque Zapatero es partidario de sostener tiranías y dictaduras insoportables para cualquier amante de la libertad. Zapatero no puede moverse por Europa porque para decir «yes» necesita tres intérpretes. Zapatero es un desconsuelo encadenado, una ristra de improvisaciones y frivolidades, un barco a la deriva siempre a babor. Aquí estamos obligados por respeto democrático a soportarlo. Europa no se merece esta amenaza. Menos mal que le han puesto dos ejecutivos para restarle poder. De no ser así, ay de la vieja y puta Europa, pobrecita ella.


La Razón - Opinión

Cada uno en su sitio. Por Maite Nolla

Tarradellas pasará a la historia por haber dicho que los que vivimos en Cataluña somos ciudadanos de Cataluña, seamos o no catalanes, y Prenafeta será recordado por haber tenido que pagar un millón de euros de fianza para salir de la cárcel.

Este año se celebran elecciones autonómicas en Cataluña para que nada cambie. Les ahorraré un análisis pormenorizado, pero vayan haciéndose a la idea de que se va a tripitir el tripartit. CiU y PP no van a sumar sesenta y ocho, y aunque el PP pierda votos, ganará algún escaño si Rosa Díez o Ciudadanos no suman lo suficiente para repetir lo de 2006 y si los votos que pierda el PP van directamente a la abstención y no a estos partidos, que es posible, aunque parezca una contradicción. Tengo casi acabado un estudio en el que concluyo que lo mejor para el PP de Cataluña es no presentarse a estas elecciones y que les iré exponiendo en próximas entregas, como hace Recarte. Sólo un avance, ahora que aún están a tiempo de rectificar: nadie va a pactar con el PP ni que pueda. Únicamente una nanominoría en CiU estaría dispuesta a ello, eso sí, a cambio de nada; y cuando digo nada, digo ni un jefe de servicio en el Alt Pirineu. Pero como hacer pronósticos no se me da muy bien y ustedes ya saben que en Cataluña no se mueve una hoja, les hablaré de otra cosa.


La sociovergencia bajo fianza ha hecho que algunos periódicos remuevan en la biografía de los imputados. Yo lo he leído en e-notícies, y esque hace unos años se publicaron las memorias de Prenafeta, en las que se arrojaba sobre Josep Tarradellas una cantidad de odio similar a la que ha tenido que pagar en euros para salir de la cárcel. Le acusaba, entre otras cosas, de vendedor de azafrán, de manipulador, de enfrentar a las personas y de hacer todo lo posible para que no se aprobara el estatuto de 1979.

El pujolismo se encargó de hacer de Tarradellas una figura decorativa, a la que sólo se recordaba por su frase en el balcón de la plaza de Sant Jaume, desprovista de cualquier contenido político. Tarradellas no existe en el sistema educativo catalán. Ni en el periodismo ni para los historiadores. Yo no tengo autoridad para hablar de Tarradellas, así que para los que aún no lo tengan, les recomiendo el libro de Federico La ciudad que fue; un libro que explica lo que pudo ser y acabó siendo Cataluña, y el significado y la importancia de la expresión "ciudadanos de Cataluña".

El pujolismo no tuvo bastante con ignorar a Tarradellas, sino que se le tenía que difamar y humillar, y es que también se ha recordado estos días el sórdido episodio de la expulsión de Tarradellas de la residencia oficial, ejecutada por el pretoriano Prenafeta. El caso es que CiU arrasó con lo poco moderado del catalanismo que podía existir y el PSC asumió encantado esa herencia. Por ello, se quejaba igualmente el hijo de Jordi Solé Tura de que el nacionalismo –PSC incluido– no había tenido con su padre un reconocimiento público antes de su enfermedad; también recordaba que su padre intentó hacer ver a todos que sin la Constitución, Cataluña no sería ni una comunidad autónoma. El problema es que en su partido y en su propia familia –la consejera Tura es su sobrina– no han recibido esa herencia constitucional, sino que son profundamente anticonstitucionales. Y para ejemplo, el último ridículo discurso de Montilla.

Por extraño que parezca, el liberalismo español reivindica a Tarradellas y el nacionalismo catalán crea grupos de apoyo a Prenafeta en Facebook. Pero como el tiempo pone a cada uno en su sitio, Tarradellas pasará a la historia por haber dicho que los que vivimos en Cataluña somos ciudadanos de Cataluña, seamos o no catalanes, y Prenafeta será recordado por haber tenido que pagar un millón de euros de fianza para salir de la cárcel imputado por corrupción y por asociación para delinquir con un dirigente del PSC. Mejor vender azafrán.


Libertad Digital - Opinión

Zapatero se va a Bruselas. Por José María Carrascal

EL año empieza con dos buenas noticias. Zapatero asume la presidencia europea «decidido a impulsar la salida de la crisis» y el PSOE abandona el color rojo por el azul, mucho más europeo. Lo malo es que ninguna de las dos son del todo ciertas.

El azulado es publicidad televisiva, la presidencia, espejismo político. El verdadero presidente es el belga Herman Van Rompuy, nombrado al frente del Consejo Europeo, con la británica Catherine Asthon, como Alta Representante en política exterior. Zapatero es sólo el presidente de turno, cargo rotativo y provisional. Pero es que ni siquiera lo ejercerá en solitario. Debe compartirlo con sus dos sucesores, los jefes de gobierno de Bélgica y Hungría, a fin de coordinar sus políticas. Y por si ello fuera poco, todos sabemos que la política europea es cosa de dos, Francia y Alemania, con los ingleses a su aire y el resto a obedecer órdenes, que para eso reciben dinero. Incluso los italianos, siempre tan individualistas e imaginativos, no osan interpretar el papel de «prima donna» por saber que harían el ridículo. Algo que nunca ha asustado a nuestro presidente. Un buen ejemplo es que «va a impulsar la salida de la crisis». Si no ha sacado a España de la crisis, ya me dirán ustedes cómo va a sacar a Europa. Menos mal que hay allí mecanismos más estrictos que los nuestros, pues a la que se descuiden, se carga la Comunidad. Con que sonría, abra los brazos y afirme con la cabeza, como suele hacer por esos mundos, basta. Y para España, cuanto más tiempo esté fuera, mejor.

Ha debido costarle bastante hacerlo, dada su alergia al exterior, que le llevó a renunciar a una visita programada a Polonia «por estar cansado». Pero algún sacrificio tiene que hacer por nosotros. Y por él. La política exterior es el clavo ardiendo que le queda, tras fallarle cuanto ha hecho hasta ahora: la negociación con ETA, los nuevos estatutos de autonomía, lograr el pleno empleo -una de sus promesas electorales-, por no hablar ya de una crisis económica que empezó negando y ha manejado de forma tan desastrosa que nos ha precipitado al último lugar en todas las listas de recuperación, con algunos países del Este de Europa incluso superándonos. Pero con la visita de Obama, la presidencia europea y los parches que vayan poniendo Salgado y Sebastíán, planea resistir el primer semestre. ¿Luego? Luego, tras haber salvado Europa, espera que Europa nos salve a nosotros.

Hace justo un siglo, Ortega y Gasset decía en una conferencia pronunciada en la sociedad bilbaína El Sitio «España es el problema. Europa, la solución». Ese megalómano político, resentido histórico y mentiroso compulsivo que nos gobierna se atreve a decir hoy: Europa es el problema. Yo, la solución.

El primer chiste del año. Aprovéchenlo para reírse. Puede ser también el último.


ABC - Opinión