miércoles, 29 de diciembre de 2010

Corrupción. Un principio muy catalán. Por José García Domínguez

Imagínese a efectos análogos que el presidente Zapatero se hubiera hecho escoltar en su ceremonia de toma de posesión por Emilio Rodríguez Menéndez. En fin, cosas del Oasis.

Gregorio Morán suele llamar finales barceloneses a los de las historias, por lo general sórdidas, que acaban mal y no pasa absolutamente nada, nadie pregunta nada, nadie alega nada, nadie investiga nada y a las pocas semanas acaba uno por preguntarse si el asunto fue en verdad real o si la ficha que de él guarda la memoria constituye un recuerdo inventado; una falaz recreación literaria del inconsciente. Así la estampa de ese delincuente común (presunto hay que escribir), Lluís Prenafeta, ex recluso en libertad provisional bajo fianza de un millón de euros, desfilando pinturero sobre la noble alfombra roja que conducía al besamanos oficial del Muy Honorable Artur Mas. Escena estupefaciente que, huelga decirlo, no ha suscitado comentario reprobatorio alguno en la heroica prensa doméstica.

Imagínese a efectos análogos que el presidente Zapatero se hubiera hecho escoltar en su ceremonia de toma de posesión por Emilio Rodríguez Menéndez. En fin, cosas del Oasis. A la postre, el famoso hecho diferencial, coñas filológicas al margen, no consiste más que en la laxitud ética y estética para poder sobrellevar imágenes como la descrita sin sufrir arcadas. Repárese al respecto en que Typel, la que fuera sociedad familiar de los Prenafeta, resultó ser la única empresa donde ha trabajado el economista Artur Mas en toda su vida. Tras conducirla a la quiebra técnica siendo su director general, optaría por abandonar en mundo de los negocios y dedicarsea la política profesional.

Por aquel entonces el ínclito Prenafeta andaba asociado con Juan Piqué Vidal, letrado personal de Jordi Pujol en el caso Banca Catalana y lugarteniente del juez Estivill en la célebre banda de la toga que se ocupaba de extorsionar a directivos y grandes empresarios a cambio de "protección" dentro de las salas de vistas. Ya se sabe, Dios los cría y ellos se juntan. De ahí que Prenafeta acabase fundando la genuina sociovergencia junto a Macià Alavedra y el alcalde socialista de Santa Coloma, cierto Bartomeu Muñoz con quien comparte (presuntamente of course) cuentas secretas en la Isla de Jersey, amén de cargos por corrupción inmobiliaria y blanqueo de capitales en la Audiencia Nacional. Lo dicho, un final muy barcelonés. O lo que es lo mismo, un principio muy catalán.


Libertad Digital - Opinión

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