martes, 30 de noviembre de 2010

Zapatero todavía sueña con el apoyo de CiU en Madrid. Por Antonio Casado

En Moncloa lamentan lo justo la amortización de Montilla (paso atrás, vale) y el retorno de los nacionalistas moderados a la Generalitat. La posibilidad de un futuro entendimiento con CiU es tal vez la última quimera de este castigado PSOE que aún cree en una tercera Legislatura socialista, con o sin Zapatero.

El escenario pasa por una victoria en las elecciones generales de 2012, aunque fuese por los pelos. Algo cada vez más reñido con la evolución de los acontecimientos. Pero aflora siempre entre los altos dirigentes del PSOE cuando les da por echar de menos la estabilidad que proporcionaría un socio parlamentario tan fiable como la fuerza representada en el Congreso de los Diputados por Josep Antoni Duran i Lleida.

Ni veinticuatro horas habían transcurrido desde el recuento de las urnas catalanas y ya estaba el ministro de la Presidencia y responsable de las relaciones parlamentarias del Gobierno, Ramón Jáuregui, enviando mensajes a Artur Mas, próximo presidente de la Generalitat. Sin renegar, por supuesto, de los costaleros preferentes para lo que queda de Legislatura, PNV y CC, ha dicho que el Gobierno aprovecharía la oportunidad de “ampliar consensos” si CiU se mostrase predispuesta después de su triunfo en las elecciones catalanas.


Jáuregui echa la caña demasiado pronto. Por si suena la flauta. Pero no sonará hasta que Artur Mas conozca al pretendiente dentro de quince meses, o antes si hay disolución anticipada de la Legislatura. Hasta entonces, se limitará a esperar un resultado de las elecciones generales sin mayoría absoluta para ninguno de los dos grandes partidos nacionales.

Es el escenario soñado a su vez por el presidente de la Generalitat “in pectore”. Un futuro Gobierno débil en Madrid al que pudiera arrancarle un régimen económico-fiscal copiado del Concierto Vasco y Navarro. Sea del PSOE o del PP. “Zapatero o Rajoy tendrán que aceptar el concierto catalán para que CiU les apoye”, es el aviso para navegantes que Artur Mas va deslizando cuando sale a relucir el tema de la financiación de Cataluña.

Parece que va a ser esa la estrella polar en la hoja de ruta de los flamantes ganadores de las elecciones catalanes. Rajoy ha dicho en varias ocasiones que el régimen foral vasco y navarro, reconocido en la Constitución por razones históricas, es intransferible a otras Comunidades. Por tanto, innegociable. El PSOE está en la misma posición, aunque la opinión pública no lo percibe con la misma firmeza. ¿Y si se recurriese, una vez más, al camuflaje semántico para imitar el modelo vasco y navarro con otro nombre?

De momento, el ministro Jáuregui descarta que el precio a pagar por un eventual apoyo de los nacionalistas de CiU pueda ser un concierto económico similar al del País Vasco. Sin embargo no apela al principio sino al calendario, pues no han pasado ni dos años desde que se aprobó el nuevo sistema de financiación de Cataluña “y no vamos a alterar ese modelo, lo digo con toda claridad”. Del fuero no dice nada. Y debería hacerlo si no quiere que se reinvente la sospecha de un Zapatero dispuesto a lo que haga falta por mantenerse en el poder, que ha sido pedrada recurrente de sus adversarios durante su ya declinante reinado.


El Confidencial - Opinión

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