jueves, 5 de agosto de 2010

Viajeros o rehenes

La eventual convocatoria de huelga durante la segunda quincena de agosto crea una situación de inseguridad para los pasajeros y produce pérdidas de difícil reparación para el sector turístico.

NADIE pone en duda que los controladores aéreos ejercen una función muy cualificada y que, como los profesionales de cualquier otro sector, tienen derecho a plantear sus legítimas reivindicaciones. Sin embargo, la Unión Sindical de Controladores Aéreos se equivoca cuando utiliza a millones de usuarios de los aeropuertos españoles como rehenes en su guerra sin cuartel contra el Ministerio de Fomento. En este sentido, resulta inaceptable la ambigüedad sobre la eventual convocatoria de huelga durante la segunda quincena de agosto, porque crea una situación de inseguridad para los pasajeros y produce pérdidas de difícil reparación para el sector turístico en una época de grave crisis económica. La opinión pública percibe determinadas actitudes como un chantaje a la Administración, y ello debería mover a reflexión a los responsables sindicales, que dejan abierta la fecha de su convocatoria de huelga y lanzan un ultimátum a José Blanco como «último aviso» para que los reciba en las próximas horas. Se trata, sin duda, de una medida de presión ante la negociación del convenio colectivo con AENA, pero su principal objetivo es conseguir que recaiga sobre el ministro toda la responsabilidad de un conflicto en el que ambas partes deberían ser conscientes de que es imprescindible actuar en función del interés público.

Fomento ha gestionado con escaso acierto el apoyo recibido por parte del Congreso de los Diputados, tal vez porque José Blanco se ha tomado el asunto como una operación de imagen política. No obstante, es cierto —como dijo ayer— que no es posible admitir los privilegios de ningún colectivo y que sólo cabe la negociación en el marco de la legislación vigente. Así lo deben aceptar los controladores, puesto que la razón se pierde cuando las posiciones se llevan al extremo y se incurre en el chantaje.

ABC - Opinión

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