sábado, 31 de julio de 2010

Corbacho y la relatividad. Por M. Martín Ferrand

La fórmula Zapatero para enfrentarse a un problema socialmente angustioso solo satisface al PSOE.

LLAMARLE «reforma laboral» a lo que es, en el mejor de los casos, un abaratamiento del despido denota las manías de grandeza y el rechazo al conflicto que inspiran la política del Gobierno, se gasta José Luis Rodríguez Zapatero y nos perjudican a todos los demás. ¿Tiene alguna utilidad práctica, especialmente en lo que respecta a la creación de empleo, la norma que, con la abstención de CiU y PNV y la oposición conjunta de la izquierda y el PP, ya está camino del Senado y, si todo va bien, entrará en vigor cuando lleguen los turrones?

Cuando Albert Enstein publicó su Teoría General de la Relatividad fueron muy pocas la personas, incluso en los ámbitos de la ciencia, capaces de entender la formulación del sabio alemán. Un periodista londinense acudió en solicitud de ayuda al astrofísico británico Arthur Eddington, que acababa de publicar un trabajo sobre el asunto. ¿Es usted —le preguntó el colega— una de las tres únicas personas en el mundo capaces de entender la teoría de Einstein? Sir Eddington permaneció en silencio un largo rato y, después, le dijo a su entrevistador: «Perdóneme, pero estoy intentando pensar quién puede ser esa tercera persona». Si algún reportero contemporáneo se hubiera dirigido ayer a Celestino Corbacho, que sigue siendo ministro de Trabajo —¡palabra!—, para preguntarle si él es una de las tres personas capaces de interpretar el pensamiento que, al respecto, ilumina a Zapatero se hubiera repetido la escena anterior; pero el ex alcalde de Hospitalet hubiera modificado cuantitativamente la respuesta del inglés: ¿Quiénes son los otros dos?


Como la actualidad, bendita sea, tiende a resultar impertinente con sus protagonistas, el Instituto Nacional de Estadística, continuador en función y rigor del que hace más de siglo y medio fundo el general Ramón María Narváez, presentó ayer su trimestral y reveladora Encuesta de Población activa, la EPA. En junio, el número de parados ascendía en España a 4.654.500 personas: el 20,09 por ciento de la población activa. Más dramático todavía: el número de hogares que tienen a todos sus miembros activos en paro es de 1.308.300. Los números cantan y estremecen. A pesar de ser el país con más paro de toda Europa, la fórmula Zapatero para enfrentarse a un problema socialmente angustioso y económicamente dinamitador son los paños calientes y, como acaba de verse en el Congreso, solo satisface (?) al PSOE. Tampoco cuenta con la aprobación de los crecientemente insatisfechos «agentes sociales», la patronal del líder en situación concursal y los sindicatos que dicen ser representativos de quienes no les han elegido.

ABC - Opinión

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