martes, 23 de febrero de 2010

Los sindicatos se echan a la calle, pero sin exagerar. Por Antonio Casado

A la calle, que ya es hora de pasearnos a cuerpo.

La poética soflama de Gabriel Celaya, muy movilizadora cuando ciudadanos y trabajadores compartían enemigo común en época afortunadamente fenecida, no casa ni de lejos con los motivos de los sindicatos para manifestarse aquí y ahora contra el Gobierno. Los motivos, dígase pensionazo, ni siquiera sirven para calmar a quienes rabian por la flojera sindical en el acoso y derribo de Zapatero. O sea, a la calle pero sin romper platos.

El brazo político y mediático de la derecha sin complejos ve en este tipo de movilizaciones la ocasión de saber cuánta gente vive de los sindicatos. Y le parece insuficiente a todas luces que UGT y CCOO convoquen unas movilizaciones contra el eventual alargamiento de la jubilación hasta los 67 años.

Movilización preventiva porque la propuesta aún está muy lejos del Boletín Oficial del Estado. Pero no es eso, no es eso, lo que esperan aquellos que llevan dos años preguntándose dónde están los sindicatos. La respuesta incluye furiosas alusiones a la burocracia sindical, denostada por preocuparse más de mantener sus privilegios que de pedir cuentas a un Gobierno incapaz de contener la destrucción de puestos de trabajo.


Es lo que hay. Movilizaciones meramente preventivas las convocadas a partir de hoy por las dos principales centrales sindicales. Salvo “catástrofe meteorológica”, en expresión de Fernández Toxo (se teme por el efecto paralizante de la lluvia), los convocantes esperan que las marchas de esta tarde en Madrid, Barcelona y Valencia, entre otras, tengan un respaldo masivo y sean muchos los ciudadanos que acudan en apoyo de los sindicatos. “Contra las propuestas del Gobierno en materia de pensiones”, rezan los llamamientos sindicales. El calendario de protestas se prolongará hasta principios de marzo.

Segunda convocatoria de movilizaciones preventivas en los tres últimos meses. No porque el Gobierno haya aumentado la edad legal de la jubilación a los 67 años. Por si lo hace. Como ya ocurriese con las protestas sindicales del pasado 12 de diciembre (“Que no se aprovechen de la crisis. El trabajo, lo primero”). No porque los empresarios y el Gobierno ya se hubieran puesto de acuerdo para decretar un despido más fácil y más barato. Por si se les ocurría hacerlo.

En ninguno de los dos casos estamos ante un desmentido a quienes llevan cosida a su discurso la dichosa pregunta: ¿Pero dónde están los sindicatos? De modo que éstos seguirán dando motivos para mantener viva la pregunta. Cierto. Tanto Cándido Méndez como Toxo mantienen su motivada resistencia a la convocatoria de una huelga general. Y como tampoco hay una explícita censura a la gestión del Gobierno en relación con la crisis económica, tenemos derecho a temer que sólo estemos ante un acto de reafirmación del poder sindical.

Como ya ocurriese el pasado 12 de diciembre, quienes acusan a los sindicatos de pasividad ante la crisis volverán a poner en duda que lo de esta tarde sea una manifestación de protesta. Lo verán como un paseo turístico por el centro de las grandes ciudades. Seguramente con razón, pues no cuadran en absoluto los análisis que valoran estas movilizaciones como el fin del idilio entre el Gobierno y los sindicatos. Simplemente eso no se ajusta a la realidad.


El Confidencial - Opinión

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