domingo, 11 de octubre de 2009

El mayor error de la derecha española se llama Aznar. Por Francisco Rubiales.


El PP de Rajoy está empantanado en el lodo de la corrupción y, a pesar del desprestigio de un Zapatero fracasado, inepto, mentiroso y sin imagen, es incapaz de avanzar en intención de voto. En calle Génova no se explican lo que ocurre y no entienden por qué razón el PP no despega ya y se proyecta claramente como el ganador de las próximas elecciones. No saben que el gran culpable de su tragedia se llama José María Aznar, cuya herencia pesa sobre Rajoy y sobre la derecha española como una losa de plomo.



Dicen los psicólogos que cuando alguien tiene un enemigo acérrimo y lo combate tenazmente, termina pareciéndose a él. Eso es, tal vez, lo que le pasó a José María Aznar, el cual, cuando por fin logró echar a Felipe González de la Moncloa, copio su modelo de partido leninista e impuso al PP una disciplina y una dictadura interna que acabó con el debate y convirtió al partido de la derecha española en una eficaz fábrica de esclavos y de mediocres.

Si hubiera sido un demócrata, Aznar habría cambiado el triste destino de la democracia española, pero fue tan autoritario y truculento como sus predecesores socialistas. Al fin y al cabo, los socialistas no creen en la democracia porque nunca renunciaron al leninismo, pero la derecha está obligada a creer en el sistema de las libertades y derechos, sobre todo si se mantiene fiel a sus raices liberales. Pero Aznar hizo suyos todos los vicios del socialismo, convirtió al PP en un partido "gemelo" del PSOE, capaz de convivir con la corrupción y atenazado por el autoritarismo verticalista, y terminó pareciéndose a González como si fueran hijos de la misma madre.

Muchos creen que su mayor error fue implicar a España en una guerra de Irak que el pueblo no quería, pero aquello fue solo la consecuencia de una arrogancia muy anterior.

Aznar pudo haber cumplido su promesa de regenerar la democracia, demostrando así que su gobierno era distinto y mejor que el de la izquierda, pero no lo hizo y en lugar de hacerlo doblegó todavía más la frágil democracia española con el Pacto por la Justicia, una iniciativa liberticida que asesinó lo que quedaba de democracia en España y convirtió a la partitocracia en un fortín inexpugnable. Pudo haber reformado la enseñanza para que de las escuelas españolas volvieran a salir hombres y mujeres libres, formados y reflexivos, pero sólo planteó una tímida reforma al final de su mandato, sin empuje ni ilusión, reforma que Zapatero arrojó a la basura sin pena ni gloria. Ni siquiera fue capaz de devolver a la prensa la libertad que necesitaba para que fiscalizara a los grandes poderes. Para desgracia de España, Aznar odiaba la crítica y la verdad todavía más que González. Ni siquiera se atrevió a devolver la independencia y el vigor que necesitaba la sociedad civil para que sirviera de contrapeso al estado, como mandan los cánones democráticos. Aznar le puso a la sociedad civil el pie en la cabeza y por poco la descuyunta. Para colmo de males, utilizó el látigo como si fuera un cuatrero del Far Werst y aterrorizó a todos sus adversarios y críticos demonizándolos sin piedad, arrojándoles encima todo el peso del Estado, incluyendo una Justicia que ya no era igual para todos.

Con esa "herencia" dramática, el PP perdió las elecicones, a pesar de sus brillantes éxitos en economía y de haber convertido a España en un país próspero. La herencia de Aznar es el soporte principal de Zapatero, al que los españoles perdonan su torpeza, sus mentiras y sus pésimo gobierno tal vez porque estaban tan cansados del bigote furibundo que siguen prefiriendo la sonrisa falsa y torpe del nefasto socialista.

Rajoy, que no es un político brillante, ni especialmente atractivo, está castrado y lastrado por la herencia de Aznar. Se debilidad le hace incapaz de mantener con la necesaria mano de hierro el orden interno en un partido del que Aznar hizo un monolito. Como consecuencia, los barones, que han perdido el miedo, se le rebelan. En apariencia, el partido solo sabe adular al líder pero la realidad es que el partido está castrado y que sus mecanismos internos han dejado de funcionar. Nadie se atreve en la derecha a debatir con libertad creativa el drama de España. Gracias a la "herencia" de Aznar y a la debilidad de su heredero, el PP no es capaz de despegarse de la corrupción, ni dar ejemplos de democracia, ni asociarse con la verdad, ni siquiera es capaz de desplegar otra estrategia que la pobre y lastimosa que aconseja el "estratega" Arriola: esperar a que el gobierno se desgaste para ocupar su sitio en el cielo del poder.

Aunque a los del PP no les guste oirlo, la sentencia es tan cierta como la vida misma: "José María Aznar es el verdadero padre político de Zapatero". .


Periodista Digital

Se apaga la alegre voz de Luis Aguilé a los 73 años. Por Agencia EFE



Cuando salí de Cuba o Juanita Banana, canciones para el recuerdo.

El músico de origen argentino Luis Aguilé ha fallecido este sábado en el Hospital de Sanchinarro de Madrid, en el que estaba ingresado por el cáncer que padecía, según han informado fuentes familiares.



El cantante y compositor, que popularizó canciones como Cuando salí de Cuba, Juanita Banana o Es una lata el trabajar tenía 73 años.

Aguilé se mantenía unido al mundo del espectáculo y preparaba el estreno de una zarzuela.

BIOGRAFÍA

Nacido el 24 de febrero de 1936 en Buenos Aires como Luis María Aguilera Picca, comenzó su carrera en los años 50. Grabó más de 800 canciones, la mitad de ellas de su autoría. También compuso canciones para niños y publicó varios libros.

Establecido desde 1963 en España, que le otorgó la nacionalidad en 1990, en la televisión de los años 60 encontró a su mejor aliada y pronto destacó tanto por sus temas como por su personal estilo y su humor.

Su vestuario, y en especial las corbatas multicolores con estampados imposibles, fueron siempre su sello de identidad, lo que, junto con su particular dicción, le convirtió en uno de los personajes más parodiado de la época.

NO PUDO ESTRENAR SUS ÚLTIMOS PROYECTOS.

Luis Aguilé ha fallecido sin ver estrenados sus tres últimos proyectos: la zarzuela Viva Madrid, Grandes éxitos de Broadway; y un homenaje al poeta argentino Martín Fierro. Se encontraba hospitalizado desde la pasada primavera, cuando fue operado de gravedad del estómago. (Efe)

Periodista Digital