miércoles, 24 de junio de 2009

“Estamos tan cansados de Ahmadineyad que ya no tenemos miedo a morir”

Su voz denota preocupación y tristeza. Pero solo hasta que habla de los manifestantes desarmados que hacen frente a las milicias islamistas Basij, o de las masas que hace días marchaban en silencio por las calles de Teherán. Entonces sus palabras portan la determinación y el orgullo inherentes a los sufridos iraníes. “Los jóvenes estamos tan cansados de Mahmud Ahmadineyad que no tenemos miedo a morir”, advierte Neda Shahidi, una universitaria de Teherán.

Estudiante de Derecho en la capital y partidaria del líder de la oposición Mir Husein Musaví, ha contado a este diario su visión de la crisis que sacude los cimientos de la República Islámica desde las polémicas elecciones del 12 de junio. Sabe que el régimen nunca aceptará repetir los comicios -ayer el poderoso Consejo de Guardianes, el máximo órgano legislativo de Irán, rechazó tajantemente cualquier anulación de los resultados- y que el futuro inmediato puede traer un baño de sangre. Sin embargo, tampoco concibe que los reformistas abandonen la lucha. Tras los muertos y los continuos arrestos políticos, hace tiempo que se alcanzó el punto de no retorno.

“Todos pensamos que hubo un fraude electoral. Te lo aseguro, en Irán no hay más de diez millones de votantes que apoyen a Ahmadineyad, y éstos tan solo le secundan por las ayudas económicas directas que otorga a las clases más empobrecidas. En mi opinión, el 70% de los jóvenes están contra el integrismo -el 70% de los iraníes tiene menos de 30 años-, quiere un país más moderno, exige reformas. Ahmadineyad no representa en absoluto a Irán porque sus ideas no son aceptadas en el país. Nadie quiere enfrentarse a los Estados Unidos. Por suerte, los iraníes solo quieren paz, progreso y desarrollo”, dice.

La brutal represión del régimen, que ha recurrido incluso al cuerpo de élite de los Guardias de la Revolución y a las milicias islamistas que éstos controlan, no solo ha expulsado a los manifestantes de las calles. Para Neda, las decenas de muertos "han transformado las marchas pacíficas en violencia. Tras las elecciones, la gente comenzó a manifestarse en silencio, en un gran ejemplo de madurez política". Sin embargo, los dirigentes iraníes parecen haber controlado la situación, al menos de momento. Los antidisturbios y las milicias Basij ocuparon ayer las principales plazas de Teherán para evitar nuevas protestas. Tan solo pequeños grupos de opositores se enfrentaron a las fuerzas de seguridad.

Mientras, la televisión estatal, en una nueva jugada para desacreditar a los opositores que desafían la prohibición de manifestarse, mostró imágenes de "agitadores" arrestados durante el fin de semana. "Creo que fuimos provocados por cadenas como la BBC o la VOA (Voz de América) para tomar estas medidas inmorales", dijeron ante las cámaras. Horas antes, el Gobierno había dicho que daría una lección ejemplar a los detenidos.

"Los iraníes no quieren otra dictadura"

Neda duda cuando se la invita a augurar el fin de la crisis. "Después del discurso de Jamenei (el gran ayatolá, líder supremo de Irán) apoyando la reelección de Ahmadineyad la gente no sabe cómo actuar. Muchos clérigos están realmente en contra del presidente y, cuando Jamenei le apoyó el pasado viernes de forma incondicional, se ganó su enemistad. Y la Asamblea de Expertos tiene capacidad para sustituir al líder supremo. Por otra parte, mucha gente luchó en el 79 contra la dictadura del Sha (Mohamed Reza Pahlevi) y no quieren otra dictadura. Y las nuevas generaciones sufren mucho por las restricciones, la militarización del país y la visión que el mundo tiene de Irán. Los medios extranjeros nunca se fijan en la gente, solo se fijan en el Gobierno. Eso nos entristece profundamente", dice.

Puede que las calles de Teherán estén tomadas por las fuerzas del régimen pero Neda ve señales de resitencia de los opositores en otros gestos. "El grito de Allah-u Akbar (Dios es el más grande) que se escucha en los tejados de noche es lo más importante. Todo el mundo que quiere un cambio lo secunda. Imagina a una mujer de 55 años. Es conservadora, tiene miedo, nunca saldrá a la calle a manifestarse. Pero sube al tejado al caer la noche y grita Allah-u Akbar. Hace 30 años todos ellos utilizaron ese grito contra la dictadura y ahora todos ellos lo utilizan para unirse", concluye.

el confidencial

La libertad lingüística llega a los aspirantes a funcionario en Galicia

Es un paso decisivo. La reforma de la Ley de Función Pública que ha aprobado la Xunta de Galicia, con la oposición del PSOE y el BNG, permitirá a los candidatos a cargos públicos elegir el idioma en el que realizarán el examen. Hasta ahora, todos aquellos que optaban a una plaza en la Adminsitración estaban obligados a realizar los exámenes correspondientes en gallego. Feijóo va poco a poco devolviendo la libertad lingüística a los gallegos. Es lo que prometió.

El Partido Popular de Galicia señaló que una vez aprobadas las pruebas de acceso a cargos públicos, los candidatos que hayan elegido la opción de castellano recibirán cursos de formación gratuitos en lengua gallega, según informa La Razón.

El secretario general de Política Lingüística, Anxo Lorenzo, subrayó que «todas las personas» que accedan a la Administración «tienen que acreditar el conocimiento de gallego», aunque aclaró que «en ciertas áreas donde es difícil captar a profesionales», el Gobierno buscará flexibilizar el «conocimiento de la lengua» con la búsqueda de profesionales competentes.


Periodista Digital

Si Montilla quisiera... Por Pablo Molina

EUROPA, más cansada que vieja, vive una importante y arriesgada crisis de talento político. Paralizados los supuestos de Lisboa por el capricho irlandés, que hasta los gatos quieren zapatos, el Continente vive lánguido y estéril. Con las únicas y tenues excepciones que suponen los liderazgos de Angela Merkel y Nicolas Sarkozy, el resto de la Estados integrantes de la Unión atraviesan por una situación de vacío cuasi absoluto en sus cúspides de poder: una escasez que sólo se alegra con algunas anécdotas de alcoba, como las que genera Silvio Berlusconi, y con una agigantada crónica de sucesos que, junto con las del corazón, integran el pasto principal con el que los medios, incluso los tradicionalmente tenidos por serios, alimentan a sus decadentes y respectivas clientelas.

La originalidad del caso español en el seno de tan poco estimulante batiburrillo reside en que aquí, en puridad, no es el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, el que tiene en sus manos los controles básicos del poder y la capacidad decisoria suficiente para enfrentarse a las crisis globales y específicamente nacionales que tanto nos empobrecen y angustian. Zapatero da la cara; pero quien manda y decide es José Montilla, el president de un exótico tripartito de quien depende la continuidad del teórico líder del socialismo español.

Zapatero, el de las maldades, tiene paralizada la vida española. Aquí, ni se toman las medidas necesarias para sanear el sistema financiero -sin considerar la crítica situación de las Cajas de Ahorro-, ni se modifica, como predica ya hasta Jean Claude Trichet, el ordenamiento laboral vigente para dar paso a una mayor competitividad de nuestra decaída economía. Zapatero espera las instrucciones de Montilla y Montilla, pobrecito, aguarda un rayo de luz que le ilumine dentro de la caverna política que se ha fabricado contra la voluntad de los electores y frente al sentido socialista clásico, que no coincide necesariamente con el sentido común, pero del que nunca el PSOE estuvo tan lejos como ahora.

Los mínimos caprichos del nacionalismo catalán, ni tan siquiera sus intereses más respetables, condicionan el todo de la política española porque la partitocracia en que ha degenerado la escuálida democracia nacional ha terminado por convertir lo accesorio y marginal en fundamental y decisorio. Un juego temerario de efectos tan predecibles como calamitosos.

ABC - Opinión

Si el PP fuera una junta vecinal. Por Pablo Molina

«En su junta directiva hay un tesorero que, vaya por Dios, resulta imputado por la justicia y al que se acusa de haberse aprovechado de su posición para trincar comisiones. ¿Seguiría usted manteniéndolo en su puesto con la llave del dinero de todos?»

Suponga por un momento que es usted presidente de la comunidad de propietarios del edificio en el que vive, trance nada agradable por el que todos pasamos tarde o temprano, dicho sea de paso.


En su junta directiva hay lógicamente un tesorero que, vaya por Dios, resulta imputado por la justicia y al que se acusa de haberse aprovechado de su posición para trincar comisiones de las empresas que prestan servicios diversos a su comunidad. Súmele a eso el hecho de que el tesorero, hombre de su máxima confianza, haya aumentado sensiblemente su nivel de vida pagando grandes sumas en efectivo a lo largo de su mandato. Llegados a este punto, ¿seguiría usted manteniéndolo en su puesto con la llave del dinero de todos los propietarios en su poder? Yo tampoco, mayormente porque a estas alturas los vecinos nos habrían corrido a palos a usted y a mí por las escaleras, y ante argumentos tan categóricos acabas reconociendo tu error de inmediato.

Lo raro sería que los afectados por las actividades delictuosas de ese tesorero imaginario no exigieran su despido fulminante y se personaran en el juzgado como acusación, porque no sólo es que tales conductas afecten negativamente a la imagen de un colectivo, sino que el perjuicio económico causado a sus miembros es evidente, dado que el dinero entregado bajo mano al comisionista se traduce inmediatamente en un sobreprecio del servicio realizado. ¿O es que alguien piensa que las comisiones pagadas por el fontanero, el electricista, el pintor y el resto de oficios salen de sus bolsillos? Naturalmente que no. Siempre que hay un convolutto el producto se encarece y lo que sorprende es que personas formadas pretendan creer que existen individuos, dueños de negocios en los aledaños del poder, a los que les encante regalar cientos de miles de euros a cambio de nada.

Si un líder político, Dios no lo quiera, se viera algún día en esa tesitura, actuaría de inmediato y con la máxima firmeza por muy amigo que fuera del tesorero, porque cuando uno depende del voto de los demás, estas cosas las cuida especialmente por una cuestión de mera supervivencia. Es lo menos que cabe esperar de alguien que aspira a presidir el edificio de La Moncloa. ¿O no?

Libertad Digital - Opinión

La timba. Por Ignacio Camacho

NO estaban discutiendo de principios, sino de precios. Una de las decisiones más fundamentales de la gobernanza pública, la del marco fiscal, depende en España sólo de meras contrapartidas parlamentarias, de pura mercadería política. El tipo que dijo que bajar los impuestos era de izquierdas estaba ayer dispuesto a subirlos a las dos de la tarde, y a las seis ya no le parecía necesario porque los esquivos diputados de Izquierda Unida, que ocupan la friolera de dos escaños, no le garantizaban el cambalache que con ellos estaba preparando, mientras que los nacionalistas catalanes le prestaban sus diez votos... ¡a cambio de mantenerlo todo igual! Por unos votos de más o de menos, el presidente estira o encoge criterios esenciales de la acción de gobierno con una elástica, asombrosa relatividad, estando por medio el esfuerzo de muchos millones de españoles a los que no les llega el resuello en medio de este tira y afloja con que se maneja su dinero. Esto sí que es claridad de ideas, motivación sólida, política de palabra y firmeza de fundamentos.

Es la política del «como sea», la única que Zapatero es capaz de mantener sin alteraciones a lo largo del tiempo: sólo es coherente en la falta de coherencia. El Gobierno necesita pasta urgente para sufragar el disparado subsidio de desempleo, para subir el sueldo a los funcionarios, para repartir el maná de la financiación de las autonomías con sus televisiones de cámara, sus políticas lingüísticas y sus cohortes de altos cargos, para rescatar cajas de ahorros en quiebra por la incompetencia de los politiquillos que jugaban a magnates financieros. Y va a ir a buscar esos fondos en el fondo de nuestros bolsillos, de una manera o de otra. Ayer le interesaba aprobar un aumento del techo de gasto, y lo asombroso es que para lograrlo le daba igual que fuese a cambio de subir los impuestos o de lo contrario. Cara o cruz. Salió cara en la tómbola, pero no hay que entregarse al optimismo; más pronto que tarde volverá a cambiar de idea según necesite salir del paso.

Ha sido uno de los más obscenos espectáculos de irresponsabilidad que se han visto en nuestra política reciente. Con la consistencia cromática de un camaleón, Zapatero convirtió un asunto extremadamente serio -quizás el más serio de todos, porque afecta al dinero de los contribuyentes- en un vulgar tejemaneje de pasillo, en un frívolo toma y daca en el que a una determinada hora el Gobierno iba a subir el IRPF y a quitar la desgravación por vivienda para acabar reculando apenas unas horas más tarde. Cambió de criterio como el que se muda de corbata. Hasta ahora sabíamos de su legendaria capacidad para autodesmentirse, pero ayer se superó con creces a sí mismo: en un solo rato apostó y retiró miles de millones de euros que no son suyos en el albur de una timba.

ABC - Opinión

El mejor amigo de los terroristas. Por José García Domínguez

«Bienvenido sea, pues, el atentado y su glorioso fuego purificador, el que ha retornado tanto la dignidad nacional a los Països Catalans como su mancillado honor a la industriosa villa de Tarrasa.»

Como recordará el lector, grupos de catalanistas exaltados atentaron hace poco contra unas instalaciones de Tele 5 en Tarrasa. Fulminante, el ataque se produjo con latas de gasolina y, fruto del mismo, acabó calcinada una pantalla gigante de televisión, así como otros bienes propiedad de esa empresa. Hasta ahí, rutinaria, la crónica local de sucesos identitarios. Tan rutinaria como la ristra de guiños cómplices, medias sonrisas, enrevesadas coartadas retóricas y clamorosos silencios institucionales que, invariable, se sucede tras cada alarde de vandalismo más o menos tribal como el que nos ocupa. Esa muy medida liturgia, imprescindible con tal de escenificar la aquiescencia del nacionalismo respetable, el de corbata y gemelos, a su camada negra, los expeditivos ejecutores del trabajo sucio en las calles.


Tan cara a la causa, la apología apenas velada de la delincuencia política exige un mínimo intelecto a sus oficiantes y monaguillos. Mínimo, muy mínimo. Una dotación neuronal básica, la justita con tal de nadar en la charca pestilente del filoterrorismo y, al tiempo, guardar la ropa (y la nómina) limpia de polvo y paja querellable. Se trata de un ejercicio de miseria moral que resta al alcance de cualquiera por muy limitadas que se antojen sus luces. De cualquiera, excepto del pobre Vicent Sanchis. El mismo Sanchis, Vicent, que siendo director del Avui ya facilitó que en ese diario de José Manuel Lara se tildase de "putas" a las madres de los militares españoles. Gloriosa hazaña que, quizá, le valiera el ser promovido a la jefatura del canal de televisión del Barça, empleo en el que ahora se desenvuelve con similar torpeza e idéntica necedad.

Repárese si no en su última deposición editorial, un articulito en el mismo Avui donde festeja la acción terrorista contra Tele 5 sin resguardarse tras el más elemental disimulo. Así, según el Alfonso Sastre de Laporta, "la pantalla de Tarrasa trataba a este país como una colonia y a esa ciudad como un casino". Bienvenido sea, pues, el atentado y su glorioso fuego purificador, el que ha retornado tanto la dignidad nacional a los Països Catalans como su mancillado honor a la industriosa villa de Tarrasa. Lástima, Vicent, que no ardiesen de paso unos cuantos españoles colonialistas en el empeño. En fin, paciencia, mucha paciencia, Sanchis, que todo se andará.

Libertad Digital

Calidad. Por Hermann Tertsch

La verdad es que algunos millones de españoles somos unos puñeteros retrógrados y reaccionarios como dice la vicepresi de la Cosa. Todos los que no sabemos distinguir entre matar y matar. Matas a una mujer que te tortura durante décadas y eres un solemne asesino. Cierto. Matas previo pago a un nene que no te ha hecho nada en una clínica de Barcelona y eres un médico excelso. Aquí todos somos malos menos los que adoran al líder. Cuestión de calidad. Hay días que uno ve los ojos del talante y da gracias de tener tamaño para no caber en la trituradora. Pero viendo el odio que generamos los discrepantes, nos alegramos de vivir en unos tiempos en los que parece descartado, de momento, que nos metan en un vagón de ganado. Destino: Carrillo dirá. Nuestro liderazgo actual tiene un nivel ratonero. Peligroso por tanto. No es casualidad que, en cuanto aparece una ministra que no escandaliza con sus modales en un buen hotel europeo, caiga en desgracia y le quiten las atribuciones, el dinero y el respeto. Los demás consideran que la vida es una lucha permanente por mantenerse a flote apoyando los codos en los hombros de los demás. El sentido del ridículo y la dignidad son como las corbatas o la ducha. O le enseñan a uno de pequeño a habituarse a todo ello, a considerarlo parte del respeto que se debe uno a sí mismo y a los demás, o no caben más que dos actitudes. Una es ir con chanclas y bermudas a una recepción oficial y hurgarse entre los dedos de los pies mientras hablas con un embajador. La otra es hacerse un fondo de armario en el que quepan todos los disfraces y todas las imposturas.

ABC - Opinión

El liderazgo de Rajoy. Por José Luis gonzález Quirós

Sin que se pueda saber a ciencia cierta por qué, abundan los que creen que, a la vista de los últimos resultados electorales, Rajoy ya puede dar por hecha la victoria en las elecciones generales. Como las desgracias nunca vienen solas, le han surgido a Rajoy una pléyade de aduladores que han montado algo así como una conmemoración del aniversario de su exaltación a la jefatura del partido en Valencia. Rajoy, que es persona inteligente, debería preocuparse con análisis tan toscos y efemérides tan pueriles.

En la política española, y muy especialmente en la derecha, están muy arraigados los hábitos administrativos, los ritos funcionariales. A lo más que algunos llegan es a sumar a ese cultivo del expediente el asesoramiento de un guru moderno capaz de inventar alguna chorrada ingeniosa, como, por ejemplo, lo de la niña de Rajoy, cuando perdió las últimas elecciones legislativas debido al desastre en Cataluña, sin que al asesor se le ocurriera que, ya puestos, a lo mejor era más rentable referirse al futuro de la nena.


Lo que hasta ahora está claro no es que Rajoy vaya a ganar, sino que a Zapatero se le acaba el crédito,… y más que se le va a acabar. Pero frente a ese declive, está por surgir la figura de un líder con capacidad de suscitar algo más que la conformidad con el destino mediante la melancólica renuncia de la izquierda. Eso puede pasar, pero también puede que no pase.

Rajoy tiene que intentar ganar las elecciones y para ello le queda algo más que esperar un feliz desenlace del caso Gürtel. Entre algunos de sus colaboradores y exégetas se adivina un indisimulado entusiasmo al constatar que no parece haber rivales en el horizonte. Magro consuelo. Un partido que debería representar a buena parte de los sectores más dinámicos de la vida española, debería tener no uno, sino decenas de posibles candidatos a la presidencia del gobierno, y no debería haber espectáculo más agradable para el líder que ver la leal compañía y competencia que le rodea. Aquí parece que se prefiere emparedar a los valiosos y ascender a una corte de mediocres. No es difícil comparar sin lamentos la orquesta del PP que llevó al triunfo a Aznar, en la cual el propio Rajoy era uno de los solistas, con el menguado conjunto que ahora le acompaña. Rajoy corre el riesgo de pensar que, puesto que Zapatero se maneja con lo que todos sabemos, él, que al menos es registrador, podrá arreglarse con poco. Se equivocaría si así lo hiciese.

Entre el 93 y el 96, Aznar desplegó un trabajo espectacular de estudio, de reuniones, de análisis y de reflexión, acercándose a muchísima gente que, hasta hacía muy poco, apenas le saludaba. No tenía un solo equipo de trabajo, sino, al menos, tres: el del Partido, con Cascos al frente y con todo el grupo parlamentario, el de Faes que era un hervidero de gente, y los que se nucleaban en torno a sus asesores externos. Era mucha la gente que trabajaba para él. Oía a todos, y tenía a todos a pleno rendimiento. A pesar de eso, la victoria fue muy escasa, como todo el mundo recuerda.

Rajoy necesita hacer exactamente lo mismo, tal vez con mayor intensidad, porque el rechazo hacia Zapatero tal vez pudiere llegar a ser menos uniforme e intenso que el que se alzó frente a Felipe González y un PSOE realmente muy tocado que, además, había ganado las elecciones generales nada menos que cuatro veces seguidas.

¿Para qué tanto trabajo? La sociedad española está ya muy harta de que la política se confunda con la rutina, de que la ausencia de novedades y de programa se refugie tras la consabida mención a los principios, al modelo de sociedad y a otras insignes vaguedades que no son ya de recibo. La gente quiere saber para qué va a votar, y Rajoy haría muy mal si se confiase únicamente al empuje de sus incondicionales.

Los españoles tenemos un montón de problemas, un legado que no va a dejar de crecer en los días que Zapatero continúe derramando sus gracias, y los electores querrán conocer qué piensa hacer ante esas cosas un partido del que todavía sospecha más gente de lo razonable. Además, la competencia va a estar más complicada, porque no cabe esperar que UPyD vaya a dedicarse a desbaratar un capital tan meritoriamente logrado poniéndose a decir y a hacer memeces.

Puede que la economía siga ocupando una gran parte del interés político de los españoles, pero siempre hay algo más y el PP debería evitar presentarse únicamente como una especie de partido de gestión. Su gran debilidad ha estado siempre en la peculiar cultura política de una buena parte de los españoles que sigue creyendo en los Reyes Magos y en las buenas intenciones del demagogo. No le queda poco trabajo al PP y a Rajoy si no quiere hacer el ridículo en las próximas generales. Y para eso hace falta que se convierta en el líder que todavía no es, pero que puede llegar a ser, si acierta con el camino y no desfallece en la larga travesía que le queda, y en la que no le convienen, ni la soledad, ni los halagos.

el confidencial

La liberticida estupidez de los nacionalistas

«Esta tímida reforma, que se limita a permitir a los opositores examinarse en castellano, ha servido para poner de nuevo en evidencia el grado de estupidez y de aversión a la libertad de los nacionalistas, incluyendo en ellos a los socialistas del PSG.»

La tímida reforma de la Ley de la Función Pública gallega, que se limita a permitir a los opositores elegir en qué idioma se examinan, sin llegar por ello a suprimir la prueba adicional y obligatoria del gallego, ha servido para poner de nuevo en evidencia el grado de estupidez y de aversión a la libertad de los nacionalistas, incluyendo en ellos a los socialistas del PSG. Se trata de una reforma encaminada no sólo a garantizar los derechos lingüísticos de los opositores castellanoparlantes, sino también a favorecer que Galicia no deje de contar por liberticidas barreras lingüísticas con buenos profesionales en la administración; una reforma que, fiel a la letra y al espíritu de nuestra Constitución, acabará con una situación tan absurda, delirante e inconstitucional como que un opositor no pueda examinarse en español en España, a pesar de ser el castellano la lengua materna de la mayoría de los gallegos y de los españoles –hablada y entendida por todos ellos– y de ser la segunda lengua internacional del mundo.


Pues bien, los nacionalistas han puesto el grito en el cielo calificando la normativa aprobada nada menos que de "exterminio" y "atentado" contra el gallego, al tiempo que la han acusado de provocar un "desembarco" de personas de fuera que "no conocen la lengua y la cultura" de la comunidad gallega.

Aunque la xenofobia sea siempre criticable, que los nacionalistas la pretendan excitar en una comunidad como Galicia, una de las regiones en la que sus habitantes más han emigrado tanto al resto de España como a Europa y Ámerica, es todavía más repulsivo. Con todo, no ha sido este el único exabrupto que ha lanzado el diputado nacionalista Beito Lobeira durante la sesión parlamentaria. Así también ha apuntado que "todos los territorios tienen lengua propia, a menos que sean mudos", lo cual es una insuperable estupidez porque todos los territorios, efectivamente, son mudos; quienes no los son son sus habitantes.

A pesar de esta holista personificación del colectivo, tan característica del nacional socialismo, son efectivamente las personas, y no los territorios quienes tienen lengua propia. Son los individuos quienes gozan de unos derechos entre los que se incluye la libertad a la que los nacionalistas agreden.

No menos lamentable –pese a tratarse supuestamente de un partido español– ha sido la intervención del representante socialista, Lage Tuñas, quien ha calificado la normativa que de un "18 de julio contra el gallego". La estupidez es difícilmente superable, pues si hay algo que se asemeje a la represiva política franquista en materia lingüística es precisamente la que están llevando a cabo los nacionalistas en ciertas regiones de España.

En cualquier caso, esperemos que esta reforma sea sólo un paso de los muchos que hay que dar para preservar la libertad lingüistica de los españoles, y que la estupidez de quienes se oponen a ella sólo sirva para confirmar que se está yendo por el buen camino.

Libertad Digital - Editorial

La agenda oculta del Gobierno

EL PSOE demostró ayer en el Congreso de los Diputados cuán alto es su grado de esquizofrenia a la hora de presentar medidas contra la crisis económica y volvió a ofrecer a la opinión pública un ejemplo de la deriva en la que está sumida esta legislatura. Es comprensible que el PSOE quiera tapar lo más posible al jefe del Ejecutivo ante el negro panorama económico, pero hay responsabilidades ineludibles como la de decir la verdad sobre la futura subida de impuestos en lugar de generar incertidumbre. Durante la campaña las elecciones europeas, nada dijo el PSOE acerca de subir los impuestos de los carburantes y el tabaco, pero la medida estaba ya convenientemente preparada en la antesala del Consejo de Ministros. Hace una semana, Zapatero negó la posibilidad de aumentar los impuestos, pero ayer por la mañana el PSOE pactó con IU una moción para instar al Gobierno a incrementar los tributos a las rentas más altas, eliminar algunas desgravaciones, aplicar la progresividad en otras y poner fin a los privilegios fiscales de los deportistas de elite. Se trataba de un impreciso galimatías convenientemente maquillado, y trufado de una demagógica fiscalidad «de izquierdas», con la que el PSOE quería atraerse a IU para que mañana apoye al Gobierno en la decisiva votación que ha de aprobar el techo de gasto presupuestario de las cuentas públicas de 2010. Sin embargo, por la tarde el acuerdo PSOE-IU quedó roto. La coalición no iba a pasar de abstenerse en la votación y el PSOE, quien negociaba a varias bandas, especialmente con CiU, necesita votos a favor. Lo que ayer puso de manifiesto este episodio en el Congreso es el verdadero rostro de la soledad parlamentaria de los socialistas, sus dudas y sus gestos a golpe de oportunismo, sus improvisadas imposturas y su falta de un criterio coherente sobre lo que conviene o no hacer.

La incertidumbre es inaceptable en un Gobierno que tiene que dar seguridad y confianza a las empresas y a los ciudadanos para reactivar la actividad productiva. Es evidente que el Gobierno tiene en mente la subida de la presión fiscal y de los impuestos porque el gasto público desborda la capacidad de recaudación. El problema de fondo no es otro que el empecinamiento en financiar una política social demagógica que responde tanto a los prejuicios ideológicos de una izquierda perdedora en Europa como a la propia mediocridad del Gobierno para asumir profundas reformas estructurales. Desde esta perspectiva, la comparecencia forzada de Zapatero, el próximo 20 de julio ante el Congreso, será una buena ocasión para que explique con sinceridad, sin más ocultaciones, cuál es realmente su política económica. Zapatero tiene la obligación de no jugar más al despiste en los despachos del Congreso vendiendo humo al mejor postor, y ha de confrontar su discurso con los mensajes críticos que está recibiendo de organismos como el Banco Central Europeo o el Banco de España, que están urgiendo a una reforma del mercado laboral. Pero Zapatero sigue optando por la ironía. Responder a Miguel Ángel Fernández Ordóñez y a Jean Claude Trichet con el tópico de que «una cosa es gobernar y otra opinar» es menospreciar otra vez la solvencia que cabe suponer a estas autoridades económicas y la coincidencia de sus criterios con los de otros expertos. Y con ironías, bandazos y golpes de efecto difícilmente saldrá España pronto de esta crisis.

ABC - Editorial

Apología del borrico. Por Yauma

“El asno es un animal heráldico y cósmico simboliza la materia: por ello se le ha vejado y demonizado. Sobre todo al asno bermejo…! Por eso fundé yo la Hermandad del Asno Bermejo! Debería instituirse una cátedra de Asnología, una facultad de Ciencia Asnológica.” (Cristóbal Serra, escritor, traductor y erudito asnómano)

En 1.837 se imprimió en la Imprenta Nacional, Madrid, “El asno ilustrado” cuyo autor es un antiguo clérigo. Leyendo esta obra fácilmente se llega a la conclusión de que sin el asno no hubiese existido ninguna civilización mediterránea. Así pues, ese animal semejante al caballo y al mulo, pero más pequeño, de pelaje áspero y orejas largas, usado, injustamente, para la carga. Merece un comentario apologético, paralelamente a las biografías apologéticas de santos, apóstoles y otros seres martirizados y maltratados por las sociedades de diferentes épocas y lugares. Identificando como principal protagonista de los tormentos del asno al asnero o arriero de asnos, por sus gritos, lenguajes…., insultos y broncos avisos pidiendo paso para sus recuas.
Quisiera aclarar, antes de continuar, por si algún iletrado españolista entra en este foro, que el asno bermejo mencionado arriba no tiene nada que ver con el ex ministro de justicia zapateril de tan infausto recuerdo. Además, siguiendo al autor de la obra original, “guárdate de juzgar la apología del asno por el sonido del título teniéndola por cosa liviana o de mero entretenimiento”. El asno es el animal príncipe del escritor, del filósofo, del físico, del historiador, del agricultor, del moralista, del hombre religioso.
Como hemos dicho antes, la apología del asno se imprimió en Asnopoli, es decir Madrid; con notas y borriquero, y con elogio del rebuzno como apéndice.

Sabido es qué, el borrico, burro, pollino, jumento simboliza al animal mascota de una gran Nación sin Estado, afortunadamente por poco tiempo, por lo que en dicha tierra el asno (asna no se contempla, pero sí, burra) está muy ligado a la futura independencia política de la misma, cosa ésta que demuestra la sensibilidad de ese pueblo para con el noble animal.
La elección del pollino como símbolo Nacional tiene su origen, como casi todo lo que pasa en el oasis, con hechos ocurridos en la capital del Estado español, y en su denominación borriquil: Asnopolis. ¿Cómo un animal tan sabio iba a contribuir a orlar, dar brillo y esplendor, a la ciudad causante de todos nuestros males y desgracias quedándonos con los brazos cruzados?. Nuestra reacción inmediata fue la de apoderarnos del simbólico animal, poco a poco, para que no se notara en exceso, y darle una relevancia superior enfrentándolo al toro osborniano.
Afortunadamente, hoy día, nadie identifica a Madrid con Asnopolis, ni a los seis millones de madrileños (6.043.031 en su área metropolitana) con burros. Aquí, no obstante, algunas personas de escaso techo mental, en programas basura televisivos, dicen que los catalanes somos seis millones de burros, actualmente según el último censo, el número es de siete y medio. ¿Nos podemos quejar de esa identificación entre símbolo asnal patriótico y ciudadanos? Ya se sabe algunas personas, por llamarlas de alguna manera, son incapaces de separar el todo de las partes, el burro patriótico del patriota, el vino de la gaseosa, la paja del trigo….y otros sublimes ejemplos prácticos que se me están ocurriendo y por falta de espacio dejo para mejor momento.

¿Pero quién puede molestarse por la comparación, identificación, con tan sabio animal:? La cachaza y sabiduría del asno. El ritmo pausado mediterráneo. La labor silenciosa y callada. El pasar sobre las ofensas. Esta criatura se la tiene por necia, siendo de las más sabias.
El Gran Napoleón tuvo un cuerpo de observadores muy especial compuesto por orejas de asnos. Antes de entrar en batalla, consultaba el temblor de las orejas de los asnos capaces de anticipar eventos meteorológicos y propiciatorios.
Para los egipcios fueron símbolos de sabiduría: adoptaron las orejas de burro, teñidas de rojo, como distinción de su cetro.
Nosotros, una vez obtenida la independencia, por las buenas o por las malas, incorporaremos estos saberes antiguos para realzar nuestra grandeza nacional y alcanzar el perfecto equilibrio entre lo clásico y lo moderno.
Aarón , el hermano de Moisés, como sumo sacerdote de los hebreos adoptó las orejas de burro sobre su cabeza(Éxodo,28,4) distintivo sacerdotal que se convirtió con el tiempo en tiara papal. Nosotros en un futuro inmediato presentaremos también al Gran Honorable con tales aditamentos.
Sigamos con el investigador asnal Cristóbal Serra: “El calmo solípedo fue para el pueblo judío animal sacrosanto: el jumento es la primera criatura citada en el Génesis, y la más citada en la Biblia. Y borricos indicaron dónde había agua cuando morían de sed los hebreos en el desierto del Sinaí. Y el Templo de Jerusalén custodió una cabeza de burro áurea.”
Los primeros cristianos eran también fraternos con el borrico. Jesús entró en Jerusalén en cabalgadura borrica. Los cristianos fueron caricaturizados por los romanos como asnos, tomándolos como onolatras. Igual, exactamente igual, que hacen ahora los españoles con siete millones y medio de catalanes.
Luego, pertenecer a este enorme colectivo cuatribarrado debemos tomarlo como un orgullo nacional. Indirectamente puede ser una manera de entrar en el cielo sin pagar aduana, por similitud con los cristianos primitivos, aspecto éste de singular importancia (ahorrar el peaje) para cualquier catalán que se precie.

Cuenta una fabula que un burro portaba los materiales sacros para los cultos eleusinos de la diosa Ceres/Vesta, y el solípedo se envaneció por ello, por lo que fue amonestado con las siguientes palabras: “! Mira que no eres tú el Dios, sino que sólo lo llevas!” Análogamente lo mismo le ocurre al Gran Honorable cuando cubierto con la senyera afirma, o deja entrever, que Cataluña es él.
Me resisto a cerrar el tema sin reproducir aquí un interesante pasaje del libro “El asno ilustrado”:
“Presento aqueste Elogio bosquejado
Tan solamente, pero no completo.
Lean, piensen, discurran, juzguen, digan:
¿No fuera honor y dicha el ser Jumento?”
Como pueden observar: por medio de la palabra hasta un pretendido insulto puede dulcificarse, a modo de operación de cirugía estética embellecedora, tan actual en estos tiempos de predominio de la imagen. Aunque este tipo de cosas no son nuevas. Hace más de cuatrocientos años el poeta Argensola escribió el siguiente soneto “A una dama que se afeitaba y estaba hermosa”:

“Yo os quiero confesar, don Juan, primero
que aquel blanco color de doña Elvira
no tiene de ella más, si bien se mira
que el haberle costado su dinero.
Pero tras eso confesaros quiero
que es tanta la beldad de su mentira
que en vano a competir con ella aspira
belleza igual de rostro verdadero.
Mas ¿qué mucho que yo perdido ande
por un engaño tal, pues que sabemos
que nos engaña así Naturaleza?
Porque ese cielo azul que todos vemos
ni es cielo ni es azul. ¡Lástima grande
que no sea verdad tanta belleza!”

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