domingo, 20 de diciembre de 2009

Que TV3 se fusione con RTVE y colorín, colorado. Por Federico Jiménez Losantos

Las dos cadenas de TV creadas de la nada y contra el espíritu de la Ley por Zapatero –la Cuatro y la Sexta- han sido absorbidas simultáneamente por Tele 5 y Antena 3 mediante una operación entrañablemente navideña, con dos ricachos avarientos compadeciéndose de dos pobretones manirrotos, ahorrándoles así la quiebra, el concurso de acreedores y otros lances de la prestidigitación empresarial política, abocada casi siempre a la mendicidad. Es un placer malsano, si alguno no lo fuera, leer los elogios de la alianza, que en rigor es venta barata o sumisión comercial, de Prisa a Berlusconi, reciente huésped desvestido de sus portadas veraniegas. A mí es que con Cebrián me da la risa: ¡pues no culpa al Gobierno de haber creado la Sexta para sus amigos! ¿Y el regalo de cambiar la televisión de pago Canal + por la 4 en abierto? ¿No ha sido otra ruina no semejante sino todavía peor? Es tan fatuo el hombretón de Prisa que si estuvieran a punto de cocerlo los caníbales les impondría la cantidad de sal necesaria para condimentarlo de forma progresista. Por mandar, mandaría hasta que le cortaran la cabeza.

Pero lo cierto es que el regalo a Prisa y el regalo a Mediapro han acabado en manos de Berlusconi y Lara, con la diferencia de que los catalanes, que ya han mostrado su obediencia al Tripartito, han ganado un dinero que no tenían –Roures y demás- o van a ganarlo –Lara- vendiendo el fútbol a las colonias de la metrópoli cataláunica y editoúnica. Los progres de Barcelona se han forrado y le han traspasado el chollo al Grupo Planeta mientras que los progres de Madrid se han arruinado y se ha hecho con sus despojos Berlusconi. Diferencia notable: unos, de todo a nada; otros, de nada a todo.

¿Pero y las libertades? ¿Y el pluralismo al que se supone que debería servir el sistema de concesiones políticas de licencias de emisión de radio y TV? Pues si antes amenazaba ruina, ahora se ha venido abajo con estrépito. Zapatero presumía de que con él habíamos pasado de cuatro cadenas nacionales a seis. Y era verdad. Progres e ilegales, pero ahí estaban. ¿Y ahora? ¿Volvemos a las cuatro de Aznar? Sí. Y pueden quedarse en dos, pero con veintitantos canales de TDT de pago, que acabarían con cualquier pluralidad en el sector privado. En el público, Zapatero y Montilla podrían fusionar RTVE y TV3 con todos sus canales de TDT, gratuitos o de pago, que serán seiscientos mil, y por fin habríamos conseguido el eterno sueño totalitario de nuestra clase política: volver al Parte. Y, encima, pagando.

Lo menos sórdido entre tanta indecencia sería que si dos cadenas se fusionan, una licencia salga de nuevo al mercado. Y si son dos pares, dos licencias. Todo lo que no sea eso, supondrá una vuelta de tuerca más a este tornillo que nos falta, que es el de la libertad. Esperaremos sentados, no sea que nos cansemos esperando la tradicional lucha por el pluralismo de los partidos de la Oposición. Lo mismo piden una sola cadena. Para ahorrar.


El blog de Federico

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