lunes, 7 de diciembre de 2009

El amiguísimo real. Por Editorial

Manuel Prado y amiguete del Juanca

La acostumbrada mendacidad de los medios de propaganda del Régimen se hace mucho más espesa cuando tienen que abordar asuntos que comprometen la reputación del Monarca. Del fallecido Manuel Prado y Colón de Carvajal han destacado su faceta empresarial y su carrera diplomática, sin atreverse a señalar lo que realmente le ha distinguido.



De todas maneras, Jesús Cacho, un periodista insólitamente audaz, nos ha desvelado en “El negocio de la libertad” la personalidad y las obras de ese majestuoso edecán. La trayectoria triunfal de Juan Carlos I ha estado asociada a la de distintos favoritos, a los que ha ido dejando por el camino: Torcuato Fernández Miranda, Adolfo Suárez, Sabino Fernández Campo, Mario Conde, etcétera. Sin embargo, a la hora de prestar o negar su ayuda, el Rey siempre se ha atenido con Manuel Prado a la ley de las simpatías y no de las capacidades. Las relaciones que se basan en querer lo que cada uno posee son efímeras; en cambio, la amistad fundada en el carácter, y que se busca por sí misma, es permanente. Más allá de lo que Talleyrand lograba hacer con Napoleón (adivinaba su pensamiento más secreto, e invariablemente lo animaba a ejecutarlo) entre valido y monarca existía una afinidad especial. Así, a propósito del escándalo del Gran Tibidabo, el Rey confesó a Rubalcaba: “Manolo es ante todo mi amigo y no le voy a dejar ahora tirado”.


Al intendente real le cuadraba más la función de pedigüeño: de forma habitual llegó a pedir fondos para las campañas electorales de la UCD, para consolidar la institución monárquica y salvar la democracia, y hasta para poder utilizar las bases para la reconquista de Kuwait, algo que no acabó de sentar bien a los prebostes del emirato, que han intentando recuperar su dinero (el caso KIO). En la obra citada de Cacho, podemos leer cómo ese baluarte mediático de la Corona que es Luis María Anson, tras escuchar unas grabaciones, quería a toda costa que los negocios de Prado (que tendría que exiliarse) se desligasen de las finanzas de la Casa Real: si el escándalo llegaba a explotar, el entonces director del ABC tenía preparada la abdicación del Monarca a favor del Príncipe. Desde que Conde fue laminado a instancias de un Polanco que se convirtió en el máximo valedor de la Corona, ningún banquero, empresario o figurón mediático, ha llegado a gozar de tanta cercanía real. Ahora, Florentino Pérez y Pedro J. Ramírez aspiran a ser los privilegiados chambelanes del Reino partidocrático.

República Constitucional

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