sábado, 18 de abril de 2009

EL DESBARAJUSTE. Por José T. Raga

Pensiones

«Dirán ustedes que el Estado no quiebra. Eso mismo pensaban los argentinos, eso pensaron los acreedores de la Segunda República Española, o los acreedores de Cuba o los alemanes de la preguerra, y ya ven lo que les pasó.»

Pocas veces en la vida se tiene la ocasión de contemplar una situación que merezca el calificativo de "El desbarajuste", sin restricción alguna. Es decir, un desbarajuste total, íntegro y con una amplitud que abarca todos los aspectos de la actividad a la que se le aplica la denominación. Pero esa es la situación, para desgracia de los españoles, en la que se encuentra la acción de gobierno en la España de hoy, cualquiera que sea el ámbito en el que fijemos nuestra atención.


Lo último, y es lo que va a ser objeto de estas líneas, es el barullo que se ha montado como consecuencia de las declaraciones del gobernador del Banco de España, persona propuesta por el PSOE, afín o afiliada al partido en el poder (no tengo por qué entrar en esa consideración) y a quien los miembros del propio Gobierno y del partido que lo respalda, lo arrojan a los pies de los caballos con autorización y deseo de pisotearlo con razón o sin ella, hasta su destrucción..

No seré yo quien salga en defensa del gobernador del banco central español, supongo que para eso se basta él mismo, pero sí quisiera aducir algún argumento a favor de sus tesis –al fin y a la postre, algo tengo publicado hace ya años en el mismo sentido– y, sobre todo, en contra de quienes en oposición a las mismas sólo arguyen con descalificativos y negaciones de lo que no puede ser más evidente. Ante el dato cierto, no cabe más que alegar, o que es falso o que la interpretación que del mismo se hace es errónea, proponiendo en este caso la que debe considerarse verdadera.

Y, francamente, salvo que se nos diga otra cosa, no a través de intervenciones de ministros, de sindicatos o de órganos del partido en el poder, sino mediante estudios rigurosos que demuestren que lo dicho por el Sr. Fernández Ordóñez es falso, tenemos que identificarnos con lo presentado por la autoridad monetaria española, ya que, por otro lado, es coincidente con lo que muchos hemos pronosticado desde hace ya algún tiempo.

Que el Sistema de la Seguridad Social, tal y como está diseñado en el momento presente es insostenible, no hay más que adentrarse en un cálculo simple: cuál es el valor de los derechos adquiridos por los cotizantes y por los beneficiarios en el momento actual, con independencia de que los que corresponden a los cotizantes aún no sean exigibles –si bien sí que están contraídos– y relacionar ese valor resultante con los recursos de que dispone la Seguridad Social para hacer frente a las obligaciones contraídas aunque parte de ellas aún no sean exigibles. El término sostenibilidad o no del sistema, no pasa de ser un eufemismo ya que con más propiedad habría que hablar de quiebra del sistema, si por un momento pensáramos que el "Sistema" fuera una entidad de aseguramiento privada que, por su carácter, tuviera que constituir reservas que permitan asegurar la solvencia en el cumplimiento de las obligaciones futuras derivadas de los derechos adquiridos ya en el presente. Dirán ustedes que el Estado no quiebra. Eso mismo pensaban los argentinos, eso pensaron los acreedores de la Segunda República Española, o los acreedores de Cuba o los alemanes de la preguerra, y ya ven lo que les pasó.

¿Es capaz el señor ministro de Trabajo de hacer esos cálculos y ofrecerlos a la opinión pública, con un mínimo gesto de honestidad? ¿Podrían los responsables de UGT y de CCOO hacer lo propio? Utilizando términos que están en estos momentos muy sobre el tapete, ¿se atreverían a afirmar estos señores que la Seguridad Social está debidamente capitalizada y de aquí la afirmación de su plena solvencia futura? De no ser así, hay que concluir que nos encontramos ante la Inseguridad Social, como una nave que tiene vías de agua por todos los lados, por lo que el naufragio es más que previsible, salvo que se proceda a una urgente reparación.

Porque hablamos de pensiones, pero ¿qué decir del Sistema Público de Salud? Le ocurre otro tanto. Un sistema dividido en diecisiete subsistemas, cada uno de ellos mirando a los otros dieciséis para reivindicar el "yo también", multiplicando de este modo recursos e infraestructuras que alejan de modo dramático la posibilidad de un empleo eficiente de los medios disponibles. Eso, además, de lo que supone como desincentivador de la eficiencia, el uso de unos servicios a coste cero para el usuario individualizado, en el momento de hacer uso de ellos.

Que ante todo esto, cuando alguien se le ocurre llamar la atención sobre un problema, que lo que hay que preguntase es por qué ha estado tanto tiempo callado, se prefiera por el Gobierno de la nación y por sus ad lateres, descalificar la alerta para que, si el intento de mirar hacia otro lado tiene éxito, fomentar la ignorancia, desmotivar la preocupación y eludir el compromiso, que temas de tan importante calado tienen para el bien de la comunidad en su conjunto.

Es tan burda la metodología que, si adoptáramos la misma mala educación y el escaso civismo que muestran los oponentes del seno del Gobierno, tendríamos que corresponder a sus objeciones con una pregunta, la única adecuada: ¿pero qué saben de eso esos personajes que así se oponen? Hay mucha tinta corrida en el tema de las pensiones, que ocasionalmente viene a coincidir con lo expuesto por el gobernador del Banco de España, o si se prefiere mejor, es éste el que coincide con aquélla, para que seres indeterminados en el conocimiento científico se permitan negar la evidencia. Bien es verdad que sólo de esta forma siguen por el rumbo que marca esa brújula del progreso de que dispone la Sra. Fernández de la Vega y que conduce de manera inexorable a la quiebra, no sólo del sistema de la Seguridad Social sino de la propia sociedad en su conjunto.

Miremos hacia otro lado, que es lo que pretende el desbarajuste total, hasta que el progreso nos conduzca al regreso, sin posible vuelta atrás.

Libertad Digital - Opinión

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