sábado, 21 de marzo de 2009

Primer encontronazo con Obama

Polémica salida de Kosovo.

El Departamento de Estado expresa una "profunda decepción" por la retirada de tropas españolas de Kosovo y afirma que EE UU fue avisado justo antes de difundirse.

En términos inusualmente duros en el lenguaje entre aliados, el Gobierno de Estados Unidos se mostró ayer "profundamente decepcionado" por la decisión de España de retirar sus tropas de la misión de paz de Naciones Unidas en Kosovo. Esta reacción representa un riesgo para los esfuerzos que ambos países venían realizando en las últimas semanas para recuperar la normalidad en sus relaciones tras el largo periodo de incomunicación entre el ex presidente George W. Bush y el presidente José Luis Rodríguez Zapatero.


El portavoz del Departamento de Estado, Robert Wood, declaró en una conferencia de prensa que ni comprendía ni compartía la iniciativa del Ejecutivo español y además precisó que el Gobierno norteamericano "supo de esta decisión justo antes de que fuera anunciada públicamente". "La OTAN fue a Kosovo en 1999 [durante la anterior Administración demócrata, con Bill Clinton] bajo el principio de entrar juntos y salir juntos, y por tanto nos ha sorprendido esta decisión", recordó el funcionario estadounidense. "Estamos profundamente decepcionados con la decisión tomada por España", insistió.

Los términos utilizados por Wood resultaron particularmente chocantes al tratarse del representante de una Administración que ha eliminado por completo el tono amenazante habitual en el Gobierno anterior y que suele expresarse de forma comedida y conciliadora incluso con países rivales. "Profundamente decepcionado", expresión que Wood utilizó en cuatro ocasiones, es una valoración que no se recuerda haber oído antes en boca de un miembro del equipo de Obama en los dos meses que éste lleva en el poder.

Fuentes diplomáticas trataron de explicar la dureza de la reacción norteamericana por el temor en Washington a que la decisión tomada por España pueda ser secundada próximamente por otros países de la OTAN que ya han expresado en privado su inclinación a renunciar a las obligaciones asumidas en Kosovo. El portavoz del Departamento de Estado trató ayer de salir al paso de ese peligro recordando que la misión de la ONU en ese territorio sigue siendo necesaria. Cuando se le preguntó si compartía la posición expresada por la ministra española de Defensa, Carme Chacón, de que "la misión ha sido completada", Wood contestó en dos ocasiones: "En absoluto".

Este episodio surge en vísperas de las que se presentaban como algunas de las mejores oportunidades de abrir un nuevo periodo de amistad entre Washington y Madrid: la visita de Obama a Europa, su intervención ante la Alianza de las Civilizaciones en Turquía y el posible anuncio de un cambio de política hacia Cuba. Todas ellas parecían bazas que España podría aprovechar para fortalecer su posición en EE UU.

Pero para este país los compromisos militares que se asumen en la OTAN son sagrados y están por encima de la tendencia política de los distintos Gobiernos. En ese sentido, la decisión sobre Kosovo podría dar argumentos a quienes en Washington empezaron a considerar a España como un aliado poco confiable como consecuencia de la retirada de Irak. Ante una pregunta a este respecto en la conferencia de prensa, Wood precisó: "España es un socio nuestro pero esta decisión particular, como he dicho, no ayuda. Y lo lamentamos".

El presidente español no contestó ayer a las críticas de EE UU, ya que compareció ante los periodistas en Bruselas antes de que se hicieran públicas, pero sí lo hizo anoche un portavoz de La Moncloa: "El Gobierno español respeta las opiniones de sus aliados, como espera que esos mismos aliados respeten las decisiones del Gobierno español".

Las críticas a la retirada de las tropas españolas de Kosovo no llegaron ayer sólo de Washington. Tras el secretario general de la OTAN, Jaap de Hoop Scheffer, que dijo el jueves que no le gustaba la decisión y que "todavía no se dan las condiciones para el repliegue", llegó el turno del ministro de Exteriores de la República Checa, Karen Schwarzenger, que ejerce la presidencia de turno de la UE. Además de calificar la noticia de "lamentable", se mostró confiado en que España no se convierta en un "mal ejemplo" para otros aliados. Más suave, el jefe de la diplomacia francesa, Bernard Kouchner, admitió que el anuncio le había "sorprendido un poco. Nos hubiera gustado que nos consultaran", agregó, "pero tienen el derecho a hacerlo y es coherente con su posición".

El País

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