jueves, 6 de noviembre de 2008

Educando a Obama. Por José García Domínguez

El profesor Zetapé

«Es propósito del presidente español ilustrar al bisoño aprendiz yanqui tomando como modelo, norte y guía su personal obra de gobierno.»

Con esa infinita modestia intelectual que le caracteriza, a Zetapé le ha faltado tiempo para postularse como profesor particular de Obama. Por lo demás, todavía no ha aclarado si le impartirá las enseñanzas en dos tardes o si el empeño requerirá de un curso académico completo. Sea como fuere, es propósito del presidente ilustrar al bisoño aprendiz yanqui tomando como modelo, norte y guía su personal obra de gobierno. Un inestimable recurso pedagógico cuyo uso ha revelado a la prensa con los siguientes términos: "Quiero que trabajemos juntos donde la experiencia española es rica".

Así las cosas, no estaría de más que el educando se apresurase a cumplimentar el primer cuadernillo de deberes. Podría comenzar su formación, por ejemplo, dictando varias órdenes de detención ilegal contra cualquiera de los miles de simpatizantes del Partido Republicano que todavía merodean por las calles de Fénix tras manifestarse impunemente a favor de McCain. Acto seguido, el alumno debería concentrarse en la redacción de la que, sin duda, habrá de ser su iniciativa legislativa más perentoria. Una norma que todos los sectores de la sociedad norteamericana están demandando a gritos. Nos referimos, tal como el lector ya habrá adivinado, a una ley que impulse la inmediata reapertura sentimental de la Guerra de Secesión de 1861.

La tercera lección del programa consistirá en un ejercicio de escritura rápida. Obama, tiza en mano, lo resolverá en la pizarra bajo la atenta mirada de su mentor. De tal guisa, llenará el encerado con adjetivos insultantes, frases ofensivas e insidias de todo tipo contra los portavoces de las asociaciones de víctimas del atentado contra las Torres Gemelas. A continuación, la rica experiencia española también le será muy útil con tal de idear un decreto urgente mediante el cual establecer un amplio catálogo de multas y castigos lingüísticos. Gracias a él, conseguirá meter de una vez por todas en vereda a las decenas de miles de empresarios de Florida, California o Nueva York que han osado rotular en castellano sus empresas y establecimientos comerciales.

Luego, se situará el educando ante un espejo y repetirá cien veces que los Estados Unidos de América constituyen un concepto discutido y discutible. A ello seguirá el anuncio del nombramiento de Máximo Cajal, que será el alto comisionado encargado de regalar el estado de Alaska a Rusia. En fin, con eso y la designación oficial de Ben Laden como hombre de paz, Obama ya tendrá el aprobado asegurado.

Y si quiere ir a por nota, ya sabe lo que le tocará hacer con la bandera.

Libertad Digital - Opinión

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